lunes, 3 de agosto de 2009

16 - Es sólo cuestión de tiempo

16


Es sólo cuestión de tiempo


- ¿Estás lista? Te está esperando.

- Sí...un segundo...dile que estaré ahí en un segundo.- alzó la mirada y vio los gestos que le resultaban tan suyos y tan de alguien más. Verse a sí misma en el espejo era siempre una experiencia compleja: el shock de enfrentar la realidad tal cual. Repasó cada detalle: el cabello estaba en su lugar, el maquillaje no le fallaría, el vestido no la delataba. Era hora de sacar a la verdadera María Pantera.

Con paso firme en sus tacones, María abandonó el camerino. Técnicos, actores, músicos, cantantes, maquillistas, peinadoras corrían de un lado a otro. Cada paso que daba parecía emitir una onda que alejaba a quien estuviese en el camino.

- ¡Chequen esas malditas luces! ¡Sonido! ¿Dónde están los ingenieros? ¡Donde falle alguna de las pistas...no volverán a pisar un estudio! ¡Tú, niña! ¿Qué demonios están haciendo? ¿Qué nadie puede hacer bien su maldito trabajo?

Lo había conseguido. Había cruzado aquellos pasillos con fuerza y determinación. Sí, le tenían miedo. Por un instante, esta idea le provocó una sonrisa. Se detuvo frente a la puerta de la oficina. Volvió a pensar en el miedo en los ojos de todas las personas que había visto. Entonces sintió temor de sí misma, de lo que estaba pasando, de aquello en lo que se estaba convirtiendo. Por unos cuantos segundos pensó que tal vez sería mejor no hacer girar esa manija, salir corriendo del edificio y escapar a algún lugar, volver a ser quien en realidad era. Pero entonces se dio cuenta de lo lejos que había llegado, de que ésta podría ser la oportunidad que llevaba toda la vida esperando, de que los diez años que llevaba luchando debían rendir frutos pronto, así que entró con decisión.

La minúscula secretaria la volteó a ver con la mirada baja, musitó algo, pero María simplemente la vio por el rabillo del ojo y sin decir absolutamente nada, entró en la suntuosa oficina contigua.

- ¿Qué no te puedes dignar a esperar como la demás gente en la recepción?- le dijo el anciano que se escondía tras el gigantesco escritorio de caoba.

- Sabes que no soy como la demás gente...y yo no tengo a-qué-es-pe-rar...¿Qué quieres, Emilio?

- María, necesito hablar contigo- el hombre se levantó y caminó hacia el frente del escritorio. Tomó una de las manos de María y se recargó en la esquina del escritorio.- Es acerca de tu participación en la OTI…

Los ojos de María enrojecieron, emitió una risita irónica.

- Lo sabía…-dijo en un principio tranquila, meneando la cabeza sin ver al interlocutor. Su semblante cambió repentinamente.- No puedes hacerme esto...no otra vez...-dijo con la voz entrecortada, pretendiendo dureza.

- Lo siento...pero sabes que te necesito...Raúl...Raúl, te necesita...

- ¡No digas ese puto nombre! ¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Lo detesto! Sabes que si pudiera lo mataría...

- ¿Qué te detiene entonces?

María volteó y le sostuvo la mirada a Emilio, llena de furia. El delineador en su mirada endurecía mucho más su expresión.

- No me trates como a una idiota...

- Perdona… yo sólo trataba de...trataba de poner en perspectiva las cosas...

- ¡¿En perspectiva?!

- Sabes que no puedes deshacerte de él. Si lo eliminas, te eliminarías a ti automáticamente. No olvides que si has llegado hasta aquí, es gracias a él. Y tanto esta empresa como yo sufriríamos una pérdida irreparable.

María le dio la espalda. Apretando la quijada, dejó que la furia se evaporara, respiró profundamente y encaró de nuevo a Emilio.

- Perdona amor...es sólo que...llevo tanto tiempo ¿No dijiste que todo esto era por mí?

- Así es, María. Este Festival es sólo para ti.

- ¿¡Y por qué no puedo ser yo la que salga!?

- ¡Sabes perfectamente por qué no puedes hacerlo! ¡Te lo he dicho millones de veces y sigues sin entender! ¿Esto es un juego para ti? ¿Acaso no tomas en serio tu trabajo, María? ¡Somos una empresa que llega a cientos de millones de personas en el mundo, no podemos darnos el lujo de que por un desliz tuyo, una pendejada, todo se vaya a la chingada! ¿Tienes una idea de lo que me ha costado a mí todo esto? ¡Sabes que te lo he dado todo hasta donde me ha sido posible!

Los ojos de María se delinearon aún más y de su boca salió otra sonrisa. La serenidad que repentinamente cubría su rostro desconcertó a Emilio. Siempre que actuaba así de enigmática desconcertaba, no sólo a Emilio, sino a todo aquel que discutiese con ella ¿Estaba feliz? ¿Había logrado convencerla? ¿O simplemente ocurría algo dentro de su cabeza que nadie más que ella podía explicar? Emilio sólo tenía una certeza: cada vez que María hacía ese gesto, cosas pasaban. Cosas raras. Cosas que no ocurrían al momento sino que se dejaban ver con el tiempo, como quien planta una semilla y regresa años después a ver el árbol y los frutos que éste ha dado.

- Amor...- siguió Emilio- olvidemos esto, por favor...sabes que el Festival es enteramente tuyo y sabes lo que nos ha costado hacerlo...es sólo cuestión de tiempo...tiempo, es todo lo que te pido. Tiempo y paciencia. Sé que Madrid nunca te ha gustado del todo, siempre te pones así cuando venimos, pero ya verás que después, cuando volvamos a Miami, todo estará mejor, más tranquilo. Es sólo cuestión de tiempo.

El maquillado rostro de María permanecía intacto.

- Lo siento, Emilio...sabes que me desespero con facilidad...

- Lo sé amor...¿Ya tienes listo todo para Miami?

- Ya...de hecho te tengo una sorpresa...pero es sólo hasta que lleguemos allá...

- Una vez que acaben todos estos ensayos...una vez que hayamos ido a Miami...una vez que haya pasado el Festival...verás que todo estará mejor...te lo prometo…-concluyó el anciano, con un gesto infantil, volviendo a su lugar.

- Lo sé...- dijo María.

La minúscula secretaria llamó por el altavoz: "Sr. Azcárraga Vidaurreta, el señor Halffter y la señora Vaquerizo lo están esperando". María dio la vuelta sin decir nada y caminó hacia la puerta de la oficina. Antes de salir, se detuvo y puso su mano llena de pesadas pulseras en el marco. Con la sonrisa indescifrable que su amante tanto temía, volteó el rostro y dijo:

- Emilio...amor...

El empresario alzó temeroso la mirada. María arqueó una ceja y torció más su sonrisa:

- Aún hay más.

***

"Aún hay más", "Aún hay más". Elisa Vaquerizo se repitió esta frase hasta el cansancio. La nota que sostenían sus arrugadas manos la mencionaba, pero para ella no era ninguna novedad. Por su memoria pasaron muchos momentos en los que la había escuchado.

La primera vez había sido en México, en 1969. En ese entonces ella tenía 30 años y había ido a la capital por solicitud de un amigo. Se estrenaría un programa televisivo en el que él participaría y necesitaba de su incondicional apoyo. Elisa recordaba un momento en particular. Su amigo, a quien había conocido desde la infancia, abrazaba a un anciano Agustín Lara. Justo cuando el fotógrafo iba a disparar el obturador, su amigo la llamó y le pidió que se uniera. Ella llevaba un vestido de lentejuelas azul eléctrico.

- ¿Listos todos? Sonrían...a la de tres, digan "Aun hay más"...Una, dos...¡Aún hay más!- dijo su amigo.

- Creo que no salí bien, Raúl- dijo ella, sonríendo.

- No te preocupes Elisita, ahora pedimos que nos hagan otra...Señor, ¿Nos haría el favor?

Elisa se puso en el medio. Agustín Lara la abrazaba a la derecha y Raúl Velasco a la izquierda. El flash los cegó por unos segundos. Esta misma imagen, este mismo momento que Elisa recordaba estaba debajo de la nota que decía “Aún hay más”.

- María, María…así que me has puesto a abrir nuestra pequeña caja de Pandora.- dijo para sí misma.

La imagen se disolvió en los ojos aguamarina de Elisa Vaquerizo. Poco a poco, en la laguna de sus retinas, se fue formando otra escena. Era 1972 y llovía.

- Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.- el Sacerdote era apenas visible entre la multitud vestida de negro. Cientos de personas pasaron a decir algo en honor al hombre contenido dentro del féretro.

Un anciano habló de su amigo de la infancia, de los días en Coahuila, los juegos y la comida de su madre. Otro hombre del que aún eran visibles algunos cabellos rubios entre sus infinitas canas habló de los días del college en Texas. Y así, uno tras otro y una tras otra, personas hablaron de la fundación de XEW-AM, del Canal 2 y del Telesistema Mexicano.

De repente, el sonido de unos tacones se hizo más poderoso que el de la lluvia. Lentejuelas negras brillaban con cada gota que caía sobre ellas, un velo negro, casi como un mantón sevillano, cubría un rostro con excesivo maquillaje, una cabellera abundante y cortada en capas bailaba al ritmo de los pasos de la mujer que todo el mundo, incluida Elisa, reconoció como María Pantera.

Tres miradas en particular destacaron de todas las que recibió María: la primera, era la que había intercambiado con Elisa Vaquerizo: por parte de una podía interpretarse como complicidad, por parte de la otra, como tristeza, pena. La segunda mirada importante fue de furia: era la mirada que, a manera de duelo, María había intercambiado con Laura Milmo, viuda del fallecido; esta segunda mirada pudo deberse por la tercera: era una mirada casi de amor, de un secreto compartido, del lenguaje propio de los amantes, fue la mirada que María intercambio con el hijo de Laura y el fallecido: Emilio.

- Muchos de los aquí presentes me conocen, otros no- empezó María su elegía- muchos me conocen y no están conscientes de ellos, y muchos más, no saben cuánto me conocen en realidad. Emilio fue un hombre que me conoció como pocos y puedo decir que yo también le conocí como pocas personas- el gesto de Laura era incontenible-. En este momento podría hablar de todos los logros que han sido hasta ahora mencionados, logros profesionales que son el resultado de una vida de empeño y determinación, sin embargo hoy me gustaría hablar de otro lado de Emilio…el maestro, el mentor. Durante todo este año Emilio y yo estuvimos preparando junto con mucha más gente un Festival que busca ir más allá de la música o el espectáculo. Es un proyecto con una misión. El mundo no está en su mejor momento…América…Iberoamérica no están en su mejor momento, y Emilio lo sabía. Es por ello que desde hace un par de años decidió generar algo que pudiera unir a las naciones, países que hoy más que nunca tienen que estar juntos. En tan solo un par de meses se llevará a cabo el último proyecto de este gran hombre, proyecto por el cual, quiero hacer de su conocimiento, estoy dispuesta a darlo todo.

Para ser precisa, en exactos dos meses se llevará a cabo la primera emisión del Festival OTI de la Canción. Tendrá lugar en el Palacio de los Congresos y Exposiciones de Madrid. Será transmitido a más de 20 países de América, además de Portugal y, evidentemente, en España. Es, hasta ahora, el proyecto más ambicioso que esta compañía haya tenido jamás.

Y todo, todo, se lo debemos a este gran hombre, que lamentablemente, hemos perdido. Deja un gran legado que ahora a su hijo le corresponderá seguir, y esperamos, que lo haga de la misma manera- María entonces lanzó una mirada severa a Emilio- porque cabe recordar la mayor lección que Emilio nos ha dejado: siempre, aunque parezca que todo ha terminado, siempre aún hay más.

Aquel mismo año, había escuchado antes esa frase junto con su amigo Ernesto Halffter, de la misma mujer que ahora hablaba en el memorial. La oyó mientras salía de la oficina del hombre que ahora estaba en el féretro. Y luego cada domingo en la televisión y cada año. Hasta que un día, dejó de escucharla. Lo que Elisa no podía dejar de pensar era que, cada vez que la escuchaba de esa mujer algo malo sucedía.

La siguiente fotografía era de cuatro mujeres, se abrazaban y reían. En la extrema izquierda, María sostenía un martini mientras una inusual y críptica sonrisa decoraba su rostro; junto a ella estaba Elisa, con sus ojos aguamarina destacando de entre toda la luz de la imagen, una risa limpia y descontrolada, igual a la de la mujer a su izquierda: una mujer delgada y alta, de cabellera larguísima y acomodada en una larga trenza. Indira Parra veía con complicidad a Elisa, a quien tenía abrazada por su brazo derecho, en el izquierdo, una española desviaba su mirada de la imagen, con una sonrisa a punto de desvanecerse. Aquello era como si Patxi supiera que sería, de las cuatro, la primera en irse, pensó Elisa.

Cuando el flash las había cegado, volvieron a brindar.

- ¡Por EMI!- dijo María, con un inusual júbilo.

- En verdad que nunca te has reconocido por tu originalidad María.- dijo Elisa, con su clásico humor desenfadado.

- Hay que reconocer que suena lindo- intervino Indira.

- Yo mejor no digo nada…que yo sólo canto con ustedes, a mí la administración de negocios no me va.- entró Patxi a la conversación.

- Admítelo Patz, te encantaría que tu inicial formara parte de nuestro original nombre de disquera.- dijo, irónica, Elisa.

- Por supuesto…- rio Patxi.

- Ya verán que nos irá muy bien…ya tengo una lista de productores que maquilarán toda la música…es cosa de conseguir chicas lindas y jóvenes guapos…eso es lo más importante…con Emmanuel y Karina nos ha ido muy bien, ¿No creen?

- Yo ya te he dado mi opinión de ellos, María.

- ¡Indira, por Dios! ¡Cuántas veces tendremos esta discusión!- María comenzaba a exaltarse.

- Conoces perfectamente mi opinión…la música no es cualquier cosa…no es sólo cuestión de que una niña bonita suba y pegue de gritos…necesita sentir lo que dice, cantarlo en su tono, en su nota…¡Por algo se hicieron las reglas!

- ¡Al mercado no le importan las reglas! ¡Bien producida cualquier persona podría ser una estrella…una Verdadera Estrella Eterna!

- Cualquier persona…como tú, ¿No María?- dijo contundente, Indira.

María se congeló en su lugar. Pocas veces había visto Elisa tanto impacto en la cara de su amiga.

- Chicas, ¿Por qué mejor no hablamos de otra…- Elisa intervino.

- ¿Estás diciendo que no tengo talento?- Espetó María, con la furia contenida en la garganta.

- No…simplemente estoy diciendo que la música debe tomarse en serio…que no podemos producir cantantes en masa, que no cualquiera puede subirse a un escenario a “hacer música” ¡Tiene que sentirla! ¡Tiene que vivirla! ¡La música es vida María!

- ¿Y qué importa la música entonces si nadie la oye? ¿Qué es un escenario sin público? ¿O qué es una audiencia sin estrella?

- No se trata de eso, María. Se trata de sentir.

- Y de vender Indira…¿De qué van a vivir todos esos músicos apasionados? ¿De pasión? ¿De sentimiento? ¡Por Dios!

- Pues es preferible que dejarse violar por todo eso…¿De qué sirve la música cuando dejas de ser tú? ¿Cuándo te conviertes en un títere de alguien que sólo quiere venderte?

- ¡Eso es la industria y el entretenimiento, Indira!

- ¡Eso es ser una puta!

Lo único que Elisa alcanzó a ver fue la mano llena de pulseras de María en el rostro de Indira, a quien jamás había visto, hasta ese momento, perder su infinita serenidad.

- Más vale que te vayas de aquí y no vuelvas. Sabes que tú idea de la música simplemente no funciona.

- Tal vez no María…Y sí, no te preocupes, no volverás a verme…pero no olvides que de las tres iniciales que componen el nombre de esta empresa, la mía es la más grande. ¿O ya olvidaste quien puso la mayor parte del dinero?

Indira entonces, aún sin canas, tomó su morral y se alejó hacia la puerta, no sin antes detenerse y lanzar a María la última mirada que le daría.

- No puedes conmigo María, no puedes con nosotros…con la única que puedes y la única que vas a acabar es contigo misma. Y esto no se va a acabar aquí…recuerda que todo vuelve y que aún hay más.

Aquella sería la última ocasión en la que Indira y María se verían cara a cara. Era 1985 y Patxi les estaba dando millones con “Si yo fuera hombre”. María no pudo hacer nada, tardó meses en saber el paradero de Indira y, cuando finalmente lo encontró, descubrió que aquel pueblo con casas de colores vivos y distintos, pertenecía más a la Parra que a ella misma. No se atrevió a hacer nada. Finalmente, mientras Indira permaneciese reclusa en su pueblo, María no corría ningún peligro.

Ninguno, hasta que un músico, una filósofa, una bibliotecaria de fondo antiguo, una estilista transexual y un estudiante de leyes con conocimientos enciclopédicos inútiles se metieron en su camino.

El primer peligro lo notó María cuando Francisco Gattorno dejó en casa de Elisa Vaquerizo la nota que le correspondía más tarde de lo planeado. Ella entonces, tan estratégica y discreta como siempre, llamó a su nieto a enseñarle una serie de fotografías que jamás le había mostrado. El segundo peligro para María, vino cuando este nieto, músico, convocó a la filósofa y a la bibliotecaria para comenzar a desentramar algo que era mejor dejar en el pasado. El tercero llegó cuando descubrieron que su amiga, la estilista transexual, estaba envuelta en toda esta trama y, como si alguna extraña conexión metafísica los guiara, llegaron al cuarto peligro, al conectar a Tlacotalpan y a Indira con todo esto.

María había omitido algo evidente en su plan: ten cerca a tus amigos, ten más cerca a tus enemigos. El problema era que Elisa Vaquerizo había sido alguna vez su amiga más fiel e incondicional y la había mantenido muy, pero muy cerca. Ahora, que de alguna manera era su enemiga, la había alejado. Otra terrible omisión en el plan de María, era que Elisa no era nada tonta, al contrario, su serenidad e inteligencia la habían hecho sobrevivir a la exceso del espectáculo y a la vida misma, que María no había aguantado y que prefería cubrir con toneladas de maquillaje.

Sí, el mayor error de María Pantera era Elisa Vaquerizo y no había reparado en ello hasta el quinto peligro, del que se enteraría dos días después y que sonaba como un timbre telefónico:

- ¿Sí? ¿Diga?- Elisa devolvió al escritorio las fotografías y la nota.

- ¿Elisa?

- Remigio, amor, ¿Cómo estás?

- Bien…dentro de lo que cabe…¿Tú?

- Excelente…como siempre amor…¿Dónde estás?

- No vas a creerlo.- dijo Remigio, aliviado de poder compartir por fin con alguien su aventura.- ¿Qué haces?

- Veías unas fotos…viejos recuerdos…viejos tiempos…

- Curioso…una amiga tuya nos contaba algunas anécdotas también…anécdotas de una disquera y de María Pantera…hay tanto que tengo que pregunt…

- Curioso…Indira siempre ha tenido algo de bruja, supongo que ella sabía que estaba viendo la foto de aquel día…Así que andas en Tlacotalpan con los Parra, ¿Eh?

- ¿Cómo…- preguntó Remigio, sobresaltado.

- Bueno…Indira no es la única que tiene algo de bruja…además, no hay que ser muy inteligente para deducir que ese sería su siguiente paso.

- Pues nos lo ha contado todo…Lo de los Emilios, lo del funeral, lo de la pelea por la disquera y su movimiento por la música independiente…

- Esa mujer siempre ha sabido qué decir y cuándo decirlo…

- Elisa…estoy preocupado por ti…

- ¿Pero por qué?

- Pues estás ahí…sola…y con todo esto que está pasando.

- No te preocupes amor. María me está guardando para el final…algo se está tramando…puedo sentirlo…

- ¿No tienes miedo?- preguntó Remigio.

- ¿Miedo? ¿De qué?

- ¡De lo que pueda pasar! ¡De que te…¡De que te maten!

- Remigio, amor, el único miedo que debemos tener es a nosotros mismos. A no ser quienes queremos ser, quienes somos en verdad…a perder nuestra libertad…

- ¡Eso qué tiene que ver con María!

- María está muerta de miedo, amor. Y está fingiendo con estos shows que sólo ella sabe montar, pero en el fondo, está terriblemente asustada…

- ¡Pero!

- ¡Pero nada Remigio Ignacio!- concluyó Elisa, usando el segundo nombre de su nieto, lo cual implicaba silencio absoluto- si tienes miedo estás perdido, paralizado. Si estás en esta búsqueda es por algo…no por nada te elegí para ver esas fotos…y no por nada eres mi nieto mayor. Ahora, vas a hacer dos cosas apenas termine yo de hablar: la primera, es enorgullecer a tu abuela y descubrir qué es lo que está tramando María Pantera, sin miedo alguno ¿Me estás escuchando?

- Sí, sí…- respondió Remigio, atento.

- Bien…y la segunda, es que le vas a preguntar a Esteban Parra ¿Dónde escondió tus juguetes? Y le vas a decir a Indira que espume más el chocolate.

- ¡¿Qué?!- Remigio no entendía nada.

- Así como lo oyes: Dónde están tus juguetes y que espume bien el chocolate.

- De qué juguetes hablas…cómo que…¿Chocolate?

- A ver amor, te daré la última pista del día…¿Recuerdas el viaje que hiciste cuando tenías seis años a Tlacotalpan?

- Algunas cosas pero…

- Los Parra te podrán contar bastante de eso…ahora cuelga que esto va a salir carísimo y esa Parra es una Marra, ¡Ja! ¿Qué tal una rima? Dile que yo le deposito lo de esta llamada, pero prométeme que les vas a decir tal cual lo que yo te he dicho, ¿De acuerdo, pájaro?

- Sí abue…sí Elsa...

- Bien…te mando un beso y no lo olvides…el miedo sólo nos paraliza…no dejes que te paralice…Y por cierto, me han llegado unos chismes de este niño Esteban Parra que…

- ¡Ya luego te contaré Elisa!

- ¡Ese es mi nieto! Te quiero amor…¡Y recuerda usar condón!

- ¡Elisaaaaa!

- Ciaooo…

Tras colgar, Remigio regresó a la sala donde todos esperaban impacientes. La cara del músico les generó aún más dudas.

- ¿Y bien?- preguntó Sonia.

- ¿Qué pasó?- siguió Lina.

- Elisa me ha pedido dos cosas fundamentales…

- ¿Sí? ¿Sí?- preguntó Sonia desesperada.

- Tengo que preguntarle a Esteban dónde escondió mis juguetes y tengo que decirla a la señora Parra que espume bien el chocolate.

Se miraron unos a otros con un silencio sepulcral que fue roto con la mínima risa de Indira Parra.

- Tu abuela nunca cambia…siempre tan…ella…

- Así que eras tú, ¿Eh?- dijo Emiliano, dándole a Remigio una palmada en la espalda.

- ¿Alguien me puede explicar qué está pasando?- intervino Dionisio.

Violeta se levantó de la cómoda en la que estaba recargada y se posicionó frente a los detectives silvestres.

- En 1992 tu madre y tú hicieron un viaje a Tlacotalpan- dijo Violeta, dirigiéndose a Remigio.

- Sí, tengo imágenes vagas de ello.

- ¿Exactamente qué es lo que recuerdas?- preguntó Violeta.

- Casas de colores, camarones, calor, un chocolate delicioso, una casa enorme con un patio central justo como…Dios, soy un imbécil…

- Calma, con todo lo que ha pasado, es natural que no te acuerdes- dijo Esteban, dándole una palmada en la espalda.

- ¿Qué más?- preguntó Violeta.

- Y recuerdo un niño…con el que me obligaron a bañarme y no quería…habíamos estado jugando toda la tarde y nos revolcamos en la tierra, al final me enojé mucho y corrí con mi madre, porque escondió mis Thundercats y no me quiso decir donde estaban.

- ¿Y los encontraste?- preguntó Violeta.

- Por supuesto que no, jamás los encontró- se levantó Indira de su asiento. Todos voltearon a verla. – Ese año se cumplían 20 años de la OTI. María, había convencido a Emilio de convertirla en socia mayoritaria de Televisa. Tendría un 45% de las acciones de la empresa, lo cual, términos de la compañía es como ser Dios entre los medios. Para poder realizar legalmente el trámite. María necesitaba ceder todas sus relaciones legales con la empresa. Incluida una disquera que siete años antes había abierto con otras dos amigas…

- ¡EMI Music!- exclamó Sonia.

- Exacto- continuó Indira- El problema era que esa disquera tenía tres socias…Elisa Vaquerizo y…

- ¡Tú!- exclamó Esteban.

- En efecto…- Evidentemente, al enterarse de todo esto, lo primero que hizo María fue registrar entero el departamento de Elisa, pero mi amiga, que está en todo y tres pasos adelante…

- Comienza a agradarme esa mujer aunque no la conozca aún- intervino Sonia.

- Había previsto todo esto y los había mandado a ti y a tu madre conmigo y, contigo Remigio, el contrato que daba fe de su posesión.

- Así que mientras María llegaba a Celaya el contrato estaba siendo escondido en Tlacotalpan…- concluyó Lina.

- Sí, y para cuando los secuaces de María vinieron a registrarme, porque ella aún no es capaz de encararme, no fueron capaces de encontrar en ningún lado el contrato. Destruyeron todo…incluso quemaron la antigua casa…

- Por eso nos mandaste a la escuela de música de Xalapa.- concluyó Emiliano.

- Así es…y desde ese día decidí no volver a salir de casa…

- ¡Ese fue el día en el que usted decidió convertirse en reclusa!- gritó emocionado Dionisio.

Todos se quedaron callados y voltearon a verlo extrañado.

- ¡Eso es lo que está buscando María! ¡El contrato! ¡Quiere adueñarse de Televisa!- exclamó Sonia.

- Francisco Gattorno ya está aquí, así que tenemos que encontrarlo cuanto antes…- intervino Emiliano.

- Y no sólo eso…El Doblegé también…María e Itatí creían que estaría en la foto de Raúl Velasco y Agustín Lara.- dijo Lina.

- Evidentemente no estaba ahí…pero entonces…¿Dónde está?- dijo Remigio, volteando a ver a Esteban al mismo tiempo que todos los presentes.

- ¡Eso pasó hace 17 años! ¿Cómo quieren que me acuerde?

- Lo harás amor, lo harás…para ello tengo que espumar bien el chocolate…- dijo Indira, provocando una mirada de asombro por parte de Remigio.- ya es tarde y no es hora de estar buscando tesoros perdidos, menos con la gente de María ahí afuera. Vayan a dormir y mañana podrán buscarlo. Violeta, quédate esta noche conmigo, no quiero estar sola y además, necesito hablar contigo. Esteban, Emiliano, acompañen a nuestros detectives silvestres y quédense con ellos, van a necesitar protección.

- Usted también necesitará de ayuda, señora Parra.- dijo Remigio.

- Llámame Indira…y creo que tienes razón…creo que este muchachito me serviría bastante bien, además, hay mucha información que podría compartir con nosotros.

- ¿Quién, yo?- dijo temeroso Dionisio.

- Sí, ¿No le interesaría conocer de fondo la vida de una cantautora reclusa, joven?

Dionisio volteó a ver su prima, esperando su aprobación.

- Estoy segura de que estará fascinado, señora Parra.- dijo Sonia.

- Vayan con cuidado y no lo olviden…Aún hay más.

La señora Parra abrazó muy fuerte a cada uno de sus hijos, dándoles un beso en la frente. Les llamaba “mis luceros”. De los detectives silvestres se despidió casi de la misma manera.

Sonia, Emiliano, Remigio, Esteban y Lina vieron cómo se cerraba la puerta de la casona con Indira Parra en el centro, Violeta a su izquiera y Remigio a su derecha despidiéndose.

Tomaron el camino de vuelta a casa de Maruja.

Maruja de Palma era una mujer que gustaba de los placeres sencillos de la vida. Venida de Madrid, había encontrado en Tlacotalpan la tranquilidad necesaria y el exotismo adecuados que sólo los españoles saben disfrutar.

Amaba hacer la compra en el mercado de los domingos por la mañana, preparar una buena paella para sus invitados, regar sus plantas, salir en sus plataformas de corcho a recorrer el pueblo, escuchar el sonido que las infinitas pulseras que adornaban sus regordetas manos producían, alimentar a sus aves, peces y a su perra, Duquesadealba.

Sin embargo, de todos los placeres cotidianos en su vida, el que más disfrutaba Maruja de Palma era sentarse en su mecedora de caoba a ver los especiales nocturnos de TV. Siempre en Domingo, Eurovisión, los Oscares, los premios TVyNovelas, las visitas el Papa televisadas, el Teletón, Big Brother y el Festival OTI, le habían dado de los mayores placeres que la caja de emisiones eléctricas podía emitir.

Este placer, se daba con un ritual que incluía la preparación de todos los alimentos y bebidas necesarios, la desconexión del teléfono para no ser molestada y el mutismo absoluto de su mundo: nada podía distraer a Maruja de su mayor placer.

Este día en particular, Maruja de Palma había preparado unos jamones y unos chorizos para ver un nuevo especial que habían anunciado desde hacía un par de semanas y que se proyectaría a las 10 pm, justo después de la novela de las 9. Era un Reality Show que sería conducido por Andrea Legarreta y una conductora sorpresa. Era un programa que prometía mucho.

Maruja se sentó en su mecedora, faltaban dos minutos para las diez de la noche. Su corazón se agitaba de tan sólo pensar los enredos y situaciones de esta emisión, las estrellas que de ahí surgirían, las estrellas que volverían: nada la detendría de ver el nuevo reality Rumbo al OTI 2010. La salivación excesiva no era sólo producto de los jamones y los chorizos, sino de la excitación de revivir los viejos tiempos.

Maruja misma había ido al primer festival OTI que había sido llevado a cabo en Madrid, el 25 de noviembre de 1972. Jamás olvidaría esa fecha.

Un comercial, dos más y entonces…El sonido del timbre retumbó en toda la casa. ¡Eran esos malditos muchachos que le habían rentado la casa! ¿Por qué diablos se les ocurría llegar a esta precisa hora? Maruja se levantó apurada, sus hinchados tobillos caminaban apresurados, su respiración comenzaba a entrecortarse.

- ¡¿Quiéeeen?!- preguntó la gorda mujer, casi desfalleciendo.

- Sus inquilinos.- dijo Sonia, desde el otro lado de la puerta.

Maruja abrió en automático la puerta gritando un “¡Pasen!” que apenas y pudieron escuchar. Ni siquiera pudo percatarse de que sus inquilinos traían a dos invitados con ellos. Cuando se posicionó de nuevo en su mecedora, Andrea Legarreta explicaba que a través de ese reality se elegirían a los talentos que participarían en OTI 2010, en los siguientes meses, miles de latinoamericanos entrarían en una competencia única en la que, al final, se elegirían a 22 representantes de cada país. 20 de América Latina, uno de España y uno de Portugal.

Los amigos corrieron al televisor. En México, se harían eliminatorias estatales hasta llegar a una semifinal nacional. Todo esto “Rumbo al OTI 2010”, que se llevaría a cabo el primero de enero del año mencionado en Acapulco, Guerrero.

Los detectives silvestres no podían creerlo. Era como si esa misma noche, alguien hubiese extendido un plano gigantesco de toda la situación. Ahora tenían un plan que ellos no habían elegido, pero al cual tenían que adaptarse. Y no sólo eso, tenían que hacerlo con extremo cuidado, pues de alguna manera, Lina, Gavilán, Alba Feu tenía que llegar a la final internacional como representante de un país caribeño.

Como si todo aquello no fuese suficiente, las siguientes palabras de Andrea Legarreta dejaron helados a los amigos:

- En esta emisión me acompañará semanalmente un talento que para muchos de ustedes será nuevo…pero en realidad, ha sido en los últimos cincuenta años uno de los pilares fundamentales de esta empresa y, finalmente, ha decidido salir a la luz.

El corazón de los Detectives Silvestres se detuvo. Así como 24 años antes Indira Parra había tenido su último encuentro con la mujer que los había llevado a esta cacería, ellos tendrían el primero con ella, la misma que los había hecho ir a un café de nombre ilógico y bebidas infames, tener una pelea en una estética, viajar toda la noche a Tlacotalpan y huir de Francisco Gattorno y Paquita Doblegé: María Pantera.

- Señoras y señores, con ustedes….- Un escenario a oscuras dejaba ver una silueta de la que resplandecían unas cuantas lentejuelas…¡María Pantera!

- ¡Jesús…-exclamó Sonia.

- ¡…cogiéndose…!- siguió Remigio.

- ¡ah!- gritó Esteban.

- ¡Cristo nuestro Señor!- dijo Lina.

Ahí estaba entera, María Pantera. Enfundada en un vestido de lentejuelas azul eléctrico mostraba una sonrisa de logro vista solamente en Cristóbal Colón al descubrir América o en quienes encontraron la tumba de Tutankamón. El bótox había hinchado su rostro hasta hacer irreconocible a la persona que ahí había estado. Su cabello, hecho un resistente crepé, parecía una peluca. Sus manos, portaban unas uñas postizas largas y rojas. Sus ojos, habían sido rasgados por la cirugía y mostraban un delineado propio de los años setenta.

- María…un gusto…por fin- dijo nerviosa, Andrea Legarreta.

- ¡Por fin!- dijo con una sonrisa enferma María, viendo directamente a la cámara.

- Así que nos acompañarás y nos ayudarás a elegir a los concursantes.

- En efecto, Andreita.

- Hay que hacerle saber a nuestro público que desde hace años María ha estado en esta empresa en todos los rincones que se puedan imaginar, ¿No es así María?

- En efecto, Andrea. He sido maquillista, peinadora, asesora de imagen, guionista, asesora de voz, canto y locución…

- Es notorio- interrumpió Remigio- qué voz tan rasposa.

- …camarógrafa, directora, productora, coreógrafra, compositora…

- ¡Wow María! ¡En verdad que has hecho de todo! ¿Qué mejor juez quién ha sido parte de todo lo que es Televisa?

- En efecto, Andrea.

- Para estas emisiones nos acompañará también una conductora que todo México conoce y que de seguro recuerda por ser la única e incomparable Big Sister…¡Adela Micha!

Del lado derecho del Televisor, una enorme judía llena de collares salió dando besos al público.

- Andreita, María…es un gusto, un placer, una satisfacción, una virtud estar aquí con ustedes en este programa, esta emisión, este show, este…

- Sí, sí, Adela, el gusto es nuestro…-interrumpió Andrea.

Mientras Legarreta continuaba explicando lo que sería la dinámica del programa, los amigos se vieron unos a otros.

- ¡Rápido! ¡Maruja! ¡Necesitamos usar su teléfono!- exclamó Sonia.

- ¿Qué hora es esta de llamar a alguien, señorita?- preguntó Maruja.

- ¡No! ¡No! ¡Vamos a llamar al programa!- dijo apurada Sonia.

- ¿Cómo que al programa? ¡Dirá a la gente del programa!

- Sí, sí, eso Maruja….- Sonia se quedó callada unos segundos con la mirada hacia sí misma…- ¡Usted va a llamar al programa!

- ¿Y yo por qué tengo que llamar al programa?

Todos los amigos y Maruja, vieron a Sonia como si acabase de perder la razón.

- ¿No acaba de oír lo que dijo Andrea?

- No…¿Qué cosa?

- Si llama ahora…se ganará el Reality Pass y podrá vivir todo el proceso de OTI 2010.

- ¿Y yo para qué quiero eso?

- ¿No era su sueño, Maruja? ¿No tiene usted todos los discos, no se sabe usted todas las canciones?

- Pues sí pero…

- ¡Ya está marcando!- Remigio se apuró con el teléfono hacia Maruja.

- No, no está marcando- le reclamó Maruja.

- ¡Que sí, acabo de marcar el número!- gritó Remigio, desesperado.

- Sí, sí…- comenzó a decir Maruja en el auricular.

- ¿Qué demonios estás haciendo?- le murmuró Remigio a Sonia, mientras Lina, Esteban y Emiliano escuchaban atentos.

- No podemos llamar nosotros…se darían cuenta inmediatamente…de Maruja no saben nada…-murmuró Sonia.

- ¿Sí, sí?- seguía Maruja con el auricular- ¡Que esto no marca nada!

- ¡Pero si acabo de marcar el número!- exclamó Remigio.

- Así que ya saben amigos, la primera llamada que entré, se llevará nuestro Reality Pass y tendrá acceso total al proceso de OTI 2010, desde las audiciones al show mismo.

- Le digo que esto no da línea…- respondió la anciana.

- ¿¡Cómo no va a dar línea!?- gritó Remigio.

- Verá usted…lo que pasa, es que éste es mi momento del día de paz…y a mí sí que me gusta esta tranquilidad, así que me siento muy comodita aquí en mi mecedora, enciendo el televisor y apago o desconecto todo lo que me pueda interrumpir.

Lina se apresuró e hizo todas las conexiones necesarias.

- ¡Remigio! ¡Marca de nuevo!- gritó desde el otro extremo de la habitación.

Con toda su alma y habilidad digital, Remigio marcó el número que aparecía en pantalla. Un tono, dos tonos, ocupado. Marcó de nuevo. Un tono, dos tonos, ocupado. Una vez más. Un tono, dos tonos…

- ¡Ah! ¡Parece que ha entrado una llamada!

- Sí, sí, Maruja de Palma…- dijo Maruja, apenas le pasó Remigio el teléfono.

- ¿Con quién tengo el gusto?- dijo Andrea, sonriendo a la cámara.

- ¡Que ya le he dicho mi nombre!- exclamó Maruja.

Andrea puso una mirada nerviosa y preguntó:

- ¿Podría repetirlo por favor?

- Maruja de Palma, oriunda del barrio de la Santa Anita, pero Jarocha de corazón- dijo Maruja, con su acento madrileño mezclado con jarocho.

El eco en la televisión repitió las mismas palabras de Maruja.

- ¡Joder! ¡Que ya se lo he dicho!

Andrea Legarreta no sabía que hacer.

- Maruja…

- Sí, sí…ella habla…

- Sí Maruja…mire, para llevarse el Reality Pass sólo necesita responder a una sencilla pregunta…

- Sí, sí…

- La pregunta es…- dijo Andrea, mientras el eco repetía las palabras de Maruja.

- Yo no le voy a contestar nada si esa mujer sigue hablando.- dijo Maruja, al escuchar su eco. Los amigos se vieron nerviosos.

- ¿Qué mujer Maruja?

- ¡Pues esa! ¡Que dice también llamarse Maruja y venir del barrio de Santa Anita!, ¡Qué esa es una farsante, la auténtica soy yo!

- Maruja, en realidad lo que pasa…-intentó intervenir Remigio.

- ¡A callar! ¡Que estoy discutiendo!- gritó Maruja.

- ¡A callar! ¡Que estoy discutiendo!- repitió el eco televisivo.

- ¡A callar usted!

- ¡A callar usted!

- ¡Que se calle esa mujer! ¡Que Maruja soy yo!

- ¡Que se calle esa mujer! ¡Que Maruja soy yo!

- Maruja, lo que pasa es que hay un retraso entre…-intentó conciliar Andrea.

- ¡Nada!- exclamó Maruja.

- ¡Nada!- respondió el eco.

- ¡Qué lío! ¡Si esa tal Maruja se quiere quedar el pase que se lo quede!

- ¡Qué lío! ¡Si esa tal Maruja se quiere quedar el pase que se lo quede!

- ¡Joer! ¿Cómo nos entendemos?

- ¡Joer! ¿Cómo nos entendemos?

- Dale, dale, propón tú Maruja.

- Dale, dale, propón tú Maruja.

- ¡Qué lío!

- ¡Qué lío!

- ¡Qué lío! ¡Qué problema! ¡Qué argumentación! ¡Q ué situación! ¡Qué dilema! ¡Qué veredicto!- dijo Adela Micha. Andrea Legarreta y María Pantera voltearon a verla.

- Adela…veredicto no es sinónimo de lo que dijiste.- murmuró Andrea.

- Cómo sea, como ocurra, como acontezca, como fascine…- de nuevo las conductores voltearon a ver a Adela ante su error.

- ¿Cómo nos entendemos?- dijo Maruja.

- ¿Cómo nos entendemos?

Desesperada, María Pantera se levantó y dijo.

- De acuerdo. ¡Basta! ¡El reality Pass es para Maruja de Palma, oriunda del barrio de la Santa Anita, pero Jarocha de corazón.

- ¡O sea yo!

- ¡O sea yo!

Desesperado, Esteban tomó el teléfono y dijo:

- ¡Gracias, mi abuela se los agradece!

- Gracias, nieto de Maruja…¿Cuál es tu nombre, tu apelativo, tu nominal, tu estocástico?- dijo Adela Micha, con otro error sinonímico.

- Ejem…ejem…Brian…

- ¿Brian de Palma?- dijo Andrea Legarreta.

- ¡Pues sí! Si soy nieto de Maruja de Palma y me llamo Brian, entonces mi nombre es Brian de Palma, ¿No?

- ¡Excelente!- exclamó Andrea.- ¡El reality pass, total access para OTI 2010 es para Maruja y Brian de Palma! Bueno amigos, esto ha sido todo por hoy…nos vemos en nuestra próxima emisión de Rumbo a OTI 2010.

El programa concluyó con las conductoras viéndose unas a otras y comentando algo, los amigos no pararon de ver a la real y auténtica María Pantera. No podían creerlo. Maruja no podía creer que por fin podría vivir aquello que hacía más de treinta años la había hecho tan feliz. Esteban no podía creer que, por una casualidad, ahora tendría que hacerse llamar como el director estadounidense que introdujo el Serie B al Mainstream. Los Detectives Silvestres no podían creer lo lejos que habían llegado.

Y una vez pasadas todas estas impresiones, Sonia descubrió que pasaría la noche con Emiliano y Remigio con Esteban. Sí, aún hay más. Aún había mucho, mucho más. Y todo era sólo cuestión de tiempo.

1 comentario:

  1. mmmm me gustaria ya aclarar algo: No soy una " enciclopedia de datos inutiles ". Se de ciencia, medicina, cultura pop y artistica, pintura, el mundo, todo eso... No me gusta y no me hace bien cuando dicen eso, porque no soy asi, soy un ser inteligente que ha luchado desde siempre y ha aprendido y ha compartido; El decir eso me pone muy triste, en vdd.

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