miércoles, 29 de julio de 2009

Amor no fumes en la cama

Finalmente se reunieron los siete en casa de Maruja. El sutil, pero significativo, intercambio de miradas entre Sonia y Lina. La pícara sonrisa de Remigio. La presentación de Violeta al resto del grupo. lo primero que hicieron fue reunir y compartir toda la información, dispersa de que disponían, mientras Lina escribía frenéticamente, con un montón de flechitas, circulitos y asteriscos. Bosé dejó de sonar, dando paso a Eugenia León, cuando Emiliano empezó a contar, con su voz profunda y pausada, cómo su madre les inculcó un respeto reverencial por la música y cómo la familia se había embarcado en su cruzada contra todo lo que representaban Televisa y María Pantera. -Son un movimiento de resistencia de la música tradicional y comunitaria contra la mercantilización salvaje -dijo Sonia -Es la mejor descripción de nuestra lucha que he oído-contesto Emiliano, sonriéndole encantadoramente. Sí -terció Lina, rompiendo a propósito el momento- es la batalla por la Música, por un lado, la banalización y vaciamiento y, por el otro, sus raíces populares. El Bien contra El Mal


-Ay, Lina, no te pongas metafísica -suplicó Remigio desde su rincón junto a Esteban
-Chesterton estaría orgulloso de nosotros
-Adivinen lo que descubrimos en los comentarios, por demás elogiosos, del video de Guillermo Guido ¡Iba a salir en una película de Oliver Stone! por eso subió tanto de peso -interrumpió Dinisio con voz trinfal
-Eso no es una pista, Dionisio -dijo Lina bruscamente- si es cierto, sólo demuestra los seis grados de separación de mi bizcochito Kevin Bacon
-Bueno, pero valía la pena comentarlo. Es irresistible. Ya, en serio, si Francisco Gattorno vino de Madrid y en un vuelo procedente de allá se murió Patxi, no creen que deberíamos algún aliado por los Madriles, ¿Qué tal Úrsulo?
-Ay no, a mi marido no me lo metan en ésto- protestó violentamente Lina, luego, al ver la rudeza con que estaba tratando a Dionisio, agregó-pero es buena idea. Y ya tengo a la persona ideal: Mateo Satrústegui
-¿El de Lara y su pandilla?-preguntó Esteban
-¿Oían ese programa?- Lina estaba realmente sorprendida
-Mi mamá, ¿por qué?- Violeta fue quien contestó, un poco a la defensiva
-No, nada. nomás que ni yo, que era la telefonista, lo oía. Entraban cuatro llamadas por programa: dos para redacción, un número equivocado y la mamá de Mateo
-¿Y en serio se llamaba Agustín Lara y su pandilla?-preguntó Dionisio
-Sí, éramos Benito, Cucho y Demóstenes. No, era Lara y sus amigos, pero la idea era esa
-Gente, enfóquese -Emiliano no estaba acostumbrado a las acrobáticas digresiones de los amigos- Creo que si el tal Mateo quiere y puede, necesitamos toda la ayuda que podamos. Pero ahora, nosotros, lo que debemos hacer es concentrarnos en la participación de Lina en el OTI. Tenemos que componerle una buena canción a Alba Feu
-Sí- asintió Lina- una muuuy buena canción es lo único que nos va a dar posibilidades porque lo que es voz, nomás no ¿de veras tengo que cantar yo? Si soy bibliotecaria, por amor de Dios
-¿Y desperdiciar ese look ganador?-preguntó Remigio
-Tienes que ser tú. Eres la más histriónica del grupo -dijo Sonia, categórica, como acostumbraba
Remigio y Lina iban a protestar. Emiliano llamó al orden, otra vez.
-Entonces necesitamos una buena canción ¿qué te gustaría, Lina?
-Pos algo bohemión, boleroso, cachondón y tropicoso. Ininteligible, por supuesto
Todos la miraban con cara de perplejidad
-Ay ya. algo entre Aguamarina de David Haro y Amor no fumes en la cama de Adolfo Salas-estiró el brazo echar otra fumada
-Ese cigarro está mojado -dijo Violeta
-Ay, hija, si puedo fumar bajo la lluvia estas gotitas no son nada
-Ahí está tu canción: Fumando bajo la lluvia -Emiliano le prendía a Sonia el sexto cigarro en un esto tan seductor
-No me gusta: suena entre Bailando bajo la lluvia y Fumando espero- Dionisio regresaba de las habitaciones, donde había ido por más cigarros- a propósito, tenemos que irnos de aquí, alguien ha estado esculcando nuestras cosas
-¡La foto!- se sobresaltó Violeta, pues aunque todavía no sabían qué significaba, tenían clara su importancia- ¿dónde está?¿dónde la pusieron?
-Tranquilos todos- dijo Lina, trayendo consigo una foto y un libro-la puse en el lugar más seguro del mundo: Las aporías fundamentales del periodo novohispano, de Virginia Aspe Armella. Sólo de ver el título al Doblegé o a su esbirro le ha de haber dado urticaria. Pero se llevó mi estampita de San Martín de Porres, el sacrílego.

-Ya, suficiente. Es hora de ir a ver a nuestra madre. Ella es la única que puede ayudarnos.

A Sonia la idea de conocer a la madre de Emiliano tan pronto, y bajo esas circunstancias, no le hacía ni tantita gracia. A Remigio parecía tenerlo sin cuidado y a Lina y a Dionisio las madres de sus amigos siempre los adoraban.

-¿Dónde vive?-preguntó Dionisio -¿Donde el café?

-No –contestó Violeta- ahí vivimos nosotros tres. Mi madre ha vivido, sin salir de su casa, entre Tlacotalpan y Alvarado los últimos 10 años

Dionisio se estremeció imperceptiblemente. ¡Es reclusa!

-Yo manejo –dijo Lina.

Sonia sólo le extendió las llaves del jetta. Ella y Remigio estaban tan emocionados de apretujarse con sus respectivas E´s que su proverbial cafrería, motivo tradicional de cuchufleta entre sus amigos pasó de largo. Como Violeta se había apresurado a sentarse en el lugar del copiloto, a Dionisio no le quedó más remedio que sentarse entre las parejitas.

-Tú me dices por dónde –dijo Lina- oigan, si el señor de las nieves está en la plaza, ¿nos podemos detener? Podemos llevarle nieve de maracuyá a su señora madre, eso de llegar con las manos vacías es una majadería

Además de la nieve de maracuyá cada uno se compró la suya

-Cuidadito y me manchan el coche de la So-Lina agradecía que el coche fuera automático o no podría maniobrar nieve de grosella, volante y palanca de velocidades

-Talvez si no fueras tan rápido y dieras las vueltas menos cerradas-le advirtió Sonia desde el asiento de atrás

-Ay ya, si yo ni manejo rápido

-No, nomás vuelas bajo-sentenció Remigio

-Bueno, ya, déjenla en paz. Hay algo que me muero por saber desde que nos dijeron su apellido –intervino Dionisio, sabiendo que la discusión no llegaría a ningún lado- ¿son parientes de LA Violeta Parra?

Los hermanos sonrieron

-¡Qué más quisiéramos! –Emiliano parecía divertido

-Pero somos parientes de Los Jaivas –Esteban no quería decepcionar a Remigio ni al resto del personal

-¡Orale! Esos son buenos –Lina estaba emocionada- no quiero ser grosera, pero ¿siguen vivos?

-No todos los integrantes originales, pero la propuesta sigue viva

-¿Y qué tipo de música tocan?-preguntó Sonia

-Son más bien experimentales, desde fusión latinoamericana, rock progresivo, rock fusión, folklore latinoamericano y jazz fusión. Incluso musicalizaron piezas de Neruda –Violeta contestó

-¿Y tú de qué los conoces Lina?- Remigio no podía creer que Lina conociera algo posterior a 1736

-¿Qué? Me gustan los cóvers y ellos hicieron unos muy buenos, incluso de Violeta Parra. Lo que nunca entendí es por qué tenían nombre de molusco

Los hermanos no pudieron ahogar una carcajada que hizo a Lina sonrojar

-Perdón, Lina, pero es que el nombre no va por ahí –Emiliano seguía riendo, pero no quería ofenderla- es la castellanización del nombre original, The High & Bass, con que sacaron su primer disco en 1963. Eran tres hermanos también ellos, los originales, Eduardo, Claudio y Gabriel Parra.

Cuando llegaron a la casa de la señora Parra, las opiniones estaban divididas entre los que creían que Lina era una conductora infame (los de Puebla) y los que creían que les gastaba una broma pesada (los veracruzanos), mientras Lina seguía asegurando que era buena conductora

-Has mejorado desde tus inicios, pero de ahí a que seas buena…-Sonia trató de ser diplomática, pero todavía no se le quitaba el susto

-Sí soy buena, nomás no estás acostumbrada a viajar de pasajero

Una vez adentro de la casa, Emiliano se adelantó para poner a su madre en antecedentes.
Esteban y Violeta fueron a meter la nieve al refrigerador y a traer algo de beber

-Y ceniceros, por favor –pidió Dionisio- ¿si se puede fumar? –agregó al ver las miradas de Lina y Sonia. Remigio se había puesto a curiosear por la sala

-No te preocupes- dijo Violeta- mi mamá casi nunca viene a esta parte de la casa. Sólo abran la ventana. Ah y no se fijen en el desorden

De hecho no había tal. Sólo polvo y una oscuridad que no se decidía a marcharse a pesar de la araña prendida. Talvez eran los focos viejos.

Los amigos dieron varias vueltas. Los muebles antiguos y pesados, las banderas de Chile, México y Cuba. Las fotos de Allende y de Zapata. Los instrumentos musicales. Guitarras, flautas, tambores, violines y un piano

-Wow, tienen instrumentos para una orquesta-dijo Lina con admiración, mientras se concentraba en los lomos de los libros sobre una repisa-Buenos libros.

-Gracias-Violeta empezaba a conocerlos y entendía lo que esas dos palabras significaban en la boca de Lina

Esteban afinaba una guitarra mientras Remigio le acariciaba la nuca. Dionisio fumaba compulsivamente con medio cuerpo fuera de la ventana

-¿Qué hora será?-preguntó distraídamente

-Válgame Dios-contestó Sonia, que simplemente se había sentado en el comedor- son las 3 de la tarde

-Pero ¿de qué día? –Lina se puso a fumar junto a Dionisio- ¿qué día llegaste?-le preguntó

-El domingo

-Entonces hoy es lunes-Lina no quería ser obvia, pero tantas cosas habían pasado, sus ciclos alimenticios y de sueño hechos trizas

Sonia se acercó, con ojeras, visiblemente igual de trastornada. Era la primera vez desde que todo empezó que sentían el cansancio.

Hasta Remigio se mostraba cansado, acostado en un sofá a espaldas de Esteban que seguía tocando la guitarra.

Violeta fue a preparar café. Emiliano salió y les dijo que en unos minutos vendría su madre.
Acompañó a su hermana en la cocina.

-Veamos qué podemos hacer para comer, somos pésimos anfitriones

-¿Cocinas?-Sonia se animó un poco y fue a ayudar

-Me encanta-le sonrió

Lina llamó a Violeta y empezaron a poner la mesa para ocho. Remigio y Esteban seguían acurrucados en la sala. Dionisio ayudó con la mesa.

La mujer que salió de la habitación del fondo era impresionante. Alta, flaca, con una larga y rizada cabellera oscura cruzada de canas. Vestida con ropa de calidad, pero vieja.

Esteban se incorporó e hizo las presentaciones. Afortunadamente para Sonia, cuando la conoció estaba tan ocupada dándole el punto al capellini que hasta su nerviolera desapareció.

Ya sentados en la mesa, con la señora Indira Parra presidiendo, Emiliano sacó la foto para dársela a su madre, quien lo detuvo

-Hace tanto que no tengo visitas, y menos tan jóvenes y educadas –los poblanos se sonrojaron y murmuraron respuestas de agradecimiento-que quiero disfrutar esta comida. Mis felicitaciones a los cocineros –Sonia casi se atraganta en su afán de corresponder- y entiendo que también trajeron postre.

La nieve se sirvió en elegantes copas de cristal, en la sala, según indicó la señora Parra. Entonces le pidió la foto a Emiliano. La examinó largo rato, sonriendo y murmurando para sí.

Para cuando habló todos estaban casi tan nerviosos como Sonia, pero agradecían tanto la pausa civilizada y cortés en los últimos días de locura que casi ni querían volver al tema de los VEE.

-Sí, esa señora de atrás es María Pantera.

Entonces todos empezaron a hablar al mismo tiempo, acribillándola con preguntas, interrumpiéndose entre sí. Hasta los Parrita.

Ella sólo rió. Una risa profunda y sincera, un poco oxidada por falta de uso.

Remigio habló entonces, explicándole las cartas a Sarita Mahagún y a Patxi y a su abuela, y el fin de las dos primeras.

-¿Eres nieto de Elisa Vaquerizo?

-Si señora, ¿la conoce?

-Hace años ya. Décadas.

-Ya entiendo su preocupación. Pantera es temible, pero han venido al sitio adecuado.

El silencio solemne que recibió sus palabras la halagó.

Éramos muy jóvenes entonces, yo la más joven de las tres. Bueno, cuatro. María Pantera, Elisa, Patxi, Hortensia Ruiz y yo.

-¿Hortensia Ruiz?¿la primera esposa de Raul Velasco?-Remigio estaba muy interesado

-Sí, de hecho Elisa fue quien los presentó. Cuando se separaron, nosotras nos solidarizamos con Hortensia, excepto Pantera, quien le presentó a Dorle.

La señora Parra era una fuente inagotable de información y estaba encantada con la atención que a ratos parecía olvidar que la amenaza estaba ahí mismo, en Tlacotalpan, sobre sus hijos, incluso.
Pero no recordaba el nombre real de María Pantera, ni sabía cómo se había hecho tan poderosa en Televisa. Sólo les dijo que había entrado muy joven, de la mano de un anciano Agustín Lara, quien la protegía. Él casi la adoptó y ella lo cuidó al final de su vida. No fue hasta que él murió que ella se quitó la máscara de buena chica y empezó a cosechar sus relaciones e influencias.
-Lo que sí sé es que basó su carrera en chantajes y amenazas-concluyó la señora Parra

martes, 14 de julio de 2009

14 - Porque no todo es como bailar chuchumbé en tiempos de la inquisición

14

Porque no todo es como bailar chuchumbé en tiempos de la inquisición

Discretamente, Esteban detuvo a Violeta por la parte de atrás del delantal antes de que pudiera agredir al recién llegado con la leche que estaba espumando. Emiliano de manera casi instintiva se puso entre sus hermanos y el hombre que acaba de llegar y parecieron olvidarse de todo excepto de la presencia claramente inesperada y nada grata. Remigio aprovechó la confusión para escabullirse hacia el baño mientras Sonia desdoblaba una copia del Dictamen que estaba sobre la mesa de junto para taparse la cara mientras fingía leer atentamente las noticias locales de Orizaba. Detrás de la protección del periódico, escuchó con atención lo que pasaba. Emiliano contestó al poco amistoso saludo con una emoción claramente sarcástica:

-¡Francisco Gattorno! Me encantaría decir que es un placer pero estaría mintiendo.

-Emiliano Parra, el sentimiento es completamente mutuo y lo sabes.

-Pues entonces desaparece, regrésate por donde llegaste y aprende a dejarnos en paz.

-Con todo gusto me voy, entréguenme la foto y me voy inmediatamente.

-¿La foto?- Intervino Violeta -¿De qué foto estás hablando?

-No finjan, la foto no está donde debería estar, así que deben tenerla ustedes.

-No sé de qué foto hablas, y tú y toda tu jauría me conocen lo suficiente para saber que si la tuviera, lo diría abiertamente –Dijo Emiliano-. Sabes que no suelo mentir y que no les tengo ningún miedo. Ustedes tienen mucho más que perder que nosotros así que vete rapidito y recuérdale a tu jefa que no es buena idea reavivar viejas rencillas.

-Y ya que estamos hablando de tan fina persona: Tu jefa quiere una foto, llévale ésta del San Juditas de la Parroquia. Igual y hasta sirve para sacarle el chamuco – Agregó Esteban apareciendo inesperadamente con una foto en la mano.

-Y no dejes de mandarle nuestros recuerdos, dile que seguimos aquí y que estamos muy bien lejos de ella y de la locura que la rodea.- Dijo Violeta.

-Vete de una vez, que le vas a espantar la clientela a mi hermana- concluyó Emiliano.

Gattorno estuvo a punto de decir algo más pero se contuvo al ver a los tres hermanos tan firmes y sobre todo tan cerca. Dio la media vuelta y se dirigió a la puerta. Esteban lo siguió casi corriendo con la foto de San Juditas.

-Eh, tú, perrito faldero, no se te olvide darle esto a la bruja de tu ama.

Gattorno recibió la foto confundido y salió del café. Los Parra permanecieron alerta unos minutos y Sonia se aventuró a bajar el periódico. Lo apoyó sobre la mesa, pasó la página y siguió haciendo como que leía mientras trataba de procesar lo que acababa de oír. Remigio volvió a su lugar y su mirada evidenciaba que también había oído lo sucedido y que estaba tan extrañado como Sonia.

Violeta fue la primera en recuperar la calma y trató de tranquilizar a sus hermanos.

-Emi, Este, me da mucho gusto que hayan estado aquí, si no, seguro que le hubiera quemado la cara con la leche hirviendo a ese imbécil , pero ¿a qué vinieron?- La expresión de la cara de los tres se relajó visiblemente y aparecieron tres sonrisas casi idénticas.

-Yo… venía por mi jarana- Dijo Emiliano y media sonrisa involuntaria invadió la cara de Sonia.

-Y yo… yo… venía por mis discos. Necesito a Bowie para demostrar que mis bajos están perfectamente-. Agregó Esteban con impertinencia viendo fijamente a Remigio.

Remigio y Sonia se vieron a los ojos una fracción de segundo, lo suficiente para entender lo que el otro estaba pensando. Emiliano reapareció con una preciosa jarana primera colgada en la espalda y se dirigió a su hermana:

-Si necesitas algo, avísame y no olvides servirle a RitaEstelatodojunto su latte triple con leche… no, no es deslactosada… con leche descremada. Que sea grande que en este momento le hace mucha falta y ya la hiciste esperar un buen rato.

-¿Y se puede saber para qué necesitas la jarana? La tenías abandonada desde que llegó Esteban.

-Es que hoy hay fandango aquí atrás, junto a la Iglesia.

-¿Fandango? Pero si no es la época- intervino repentinamente Sonia incapaz de seguir fingiendo indiferencia.

-¿Te interesa? Pues ve, te invito… bueno, los invito. Empezamos al anochecer. Hermanita, me voy ¿Vienes, Chino?

-Voy. Viole, nos vemos en el fandango. Y ya que estás en esas, prepárale a Artemio su expreso cortado triple, le espera una larga noche.

Mientras Emiliano y Esteban salían de Volverás Eterna Elegía, Remigio y Sonia acordaron en silencio los planes para esa noche.

* * *

Los cuatro amigos se reencontraron en el zócalo y juntos caminaron hacia la casa del Zopilote, famoso laudista que tenía en exhibición una quijada de burro que sería el complemento ideal de la presentación de Alba Feu en el próximo festival OTI. Camino a casa de Maruja se contaron lo sustancial de lo sucedido y una vez sentados en las mecedoras de cedro de la sala, Lina sacó la foto que el Doblegé y Gattorno habían ido a buscar.

Agustín Lara, Raúl Velasco y un vestido de lentejuelas que Sonia declaraba definitivamente azul eléctrico a pesar de que la foto era blanco y negro; la analizaron detenidamente por turnos durante la siguiente media hora mientras la noche se iba colando por las grandes ventanas de la sala.

Dionisio interrumpió el silencio para preguntarle a Lina por su casi marido:

-¿Y cómo va nuestro futuro notario?

-Afortunadamente, en Madrid haciendo la última parte de su tesis doctoral. Me tranquiliza saberlo lejano a tanta locura.

-Yo creo que es más que locura, ¿no se dan cuenta? Es como si la vida nos hubiera puesto tras los pasos de María Pantera y hubiera decido llenarnos el camino de pistas. Fue precisamente Toñete el que encontró a Patxi muerta llegando a Madrid. Nosotros en Tlacotalpan y llegan Gattorno y el Doblegé a buscar esta foto y a nosotros ni siquiera nos vieron. Y los Parra, no puede ser casualidad… Esto hay que seguirlo investigando así que me voy a arreglar para el fandango.

-Que quede claro que su interés es meramente investigativo.- Dijo riéndose Remigio.

-Sí, igualito que el tuyo- contestó Sonia desde la puerta de su cuarto.

* * *

Llegaron a la plaza poco antes de las diez. Había unos veinte jaraneros afinando de un lado de la tarima. Más atrás, un grupo no muy nutrido de personas esperaba a que empezara la música. Algunas de las mujeres llevaban el atuendo propio del fandango. Sonia también con falda larga y zapatos de tacón se acercó al grupo de jaraneros, identificó la cabeza que sobresalía por su estatura, buscó su mirada y encendió un cigarro como si lo estuviera retando. Emiliano sonrió volteando hacia sus compañeros.

Sonia regresó con sus amigos y dijo:

-Esto todavía tarda un rato en empezar ¿esperan conmigo o quieren ir a cenar algo?

Como de costumbre, Dionisio y Remigio estaban hambrientos y se fueron en busca de unos tacos. Lina se quedó y juntas se sentaron en unas sillas libres en la última fila de las que había alrededor de la tarima. Lina vio que por quinta vez en el último minuto Sonia estaba viendo a Emiliano y que por quinta vez Emiliano le sostenía la mirada unos segundos sonriendo.

-¡Ay, amiga! No sé si abrazarte o si darte unos zapes.

-Ya sé, ¿no es perfecto?

-Perfecto para ti, no me queda la menor duda. Sólo nos faltaría descubrir que es un incipiente literato. Pero piensa un poco, tú misma me dijiste que parece conocer bien a los VEE.

-Y los VEE le tienen miedo. En lo que averiguamos algo más, he decidido dejarme guiar por el axioma “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”.

-Cuál axioma, es mera mnemotecnia de secundaria.

-Lo que sea, pero dadas las circunstancias podemos decir que Emiliano y sus hermanos son nuestros mejores amigos en el mundo.

-Está bien, tú disfrútalo que ya me ocuparé de ser yo la voz de la razón. Es un asunto de justicia, te toca a ti dejarte arrastrar. No te había visto así de emocionada desde aquélla exótica historia con el famoso Capuchinito.

-Y éste se me presenta adivinando que quiero un latte. Hoy sin duda prefiero el latte al capuchino, es mucho más consistente- otra mirada, otra sonrisa- ¿No te parece?

-¡Pinche So, ni para regañarte!

-Es que soy un encanto a pesar de todo ¿o no?

-Sí, encanto, pero hay que irnos más adelante porque esto ya se está llenando y como que no tarda en empezar.

Se acercaron al frente y encontraron un lugar con buena vista de la tarima y mejor vista de Emiliano

-Chale, me hubiera traído mi quijada- dijo repentinamente Lina.

-No, una rubia platinada con quijada de burro resulta demasiado específico. No queremos que alguien diga: ‘Pero si yo vi a esa mujer en un fandango en Tlacotalpan’ el día que Alba Feu salte al estrellato.

En ese momento la sesión de afinación dejó paso al primer son de la noche. Lina y Sonia se perdieron en la música y en sus pensamientos, tanto que no notaron que Remigio había regresado pero acompañado por Esteban en lugar de Dionisio.

-¿Y ustedes a qué hora llegaron? Dijo repentinamente Lina que estaba un poco menos absorta que Sonia.

-Llevamos aquí un buen rato- dijeron los dos casi en coro.

-¿Y mi primo? -Preguntó Sonia tras hacer un esfuerzo por volver a la realidad (suponiendo que lo que les había pasado en los últimos días pudiera considerarse realidad).

-Se quedó en un café internet, estaba esperando un correo del Monosílabo.- Y dirigiéndose a Esteban y Lina, dijo- No los he presentado: Esteban, Gavi con ve chica, diminutivo de Gavilán; Gavi, él es Esteban.

Lina, que estaba de acuerdo en la necesidad de los nombres falsos le dio un pisotón a Remigio y una mirada que podía interpretarse como ¿Gavilán? ¿a quién se le ocurre? Y forzando una sonrisa se dirigió a Esteban y dijo:

-Hola Esteban, ¿eres de Tlacotalpan?

-Por decisión, como Agustín Lara. Mis hermanos y yo hemos vivido aquí intermitentemente desde hace algunos años. ¿Cómo los ha tratado mi tierra? Se ve que a RitaEstelatodojunto le gusta mucho.

Sonia no tuvo tiempo de oír la carcajada de Esteban y sus amigos, acababa de tomar una decisión: Estaban tocando un son de montón –El Chocolate- se subiría a la tarima a bailar.

Cuando Remigio vio a Sonia subir a la tarima se quedó atónito. No es que Sonia fuera insegura (aunque ella afirmaba haberlo sido en la adolescencia, la docencia y la vida no habían dejado casi rastro de inseguridad) pero animarse a subir a bailar en la tarima en Tlacotalpan manifestaba un aplomo muy poco característico en ella. Sonrió a recordar la conversación que habían tenido justo antes de la última presentación del alter ego musical de Remigio: “No sabes el gusto que me da que el exhibicionista seas tú, yo sería incapaz de pararme a cantar y bailar frente a tanta gente” y sí Remigio sí que tenía algo de exhibicionista y definitivamente Esteban era la audiencia elegida para esa noche.

Dionisio se unió al grupo que veía sorprendido a Sonia zapatear en la tarima.

-No me imaginaba que mi prima bailara esto tan bien.

-Y creo que ella tampoco- le contestó Lina –Siempre la ha gustado y tomó un par de cursos en Puebla pero nunca se había animado a bailar así.

Esteban no sabía si reírse de la cara de sorpresa de sus compañeros o la de su hermano. Emiliano había equivocado un par de acordes y estuvo a punto de fallar en una estrofa. Sonia zapateó unos minutos y después cedió su lugar en la tarima pero no regresó con sus amigos.

Dionisio le hizo señas a Lina para que se alejaran de Remigio y Esteban. Aunque la sutileza nunca ha sido lo suyo, los otros estaban demasiado pendientes uno del otro para darse por enterados.

-No sabes todo lo que he descubierto- Dijo ansioso Dionisio en cuanto juzgó que Esteban no lo oía –Oscar Athié está rondando la casa de So, y Llu me mandó una foto y ella no lo reconoció pero yo sí y él se dio cuenta de que Llu lo descubrió, y ya busqué y no hay nada de su vida y en internet, ¡Oscar Athié es recluso! Y parece que ya pusieron fecha para el OTI y no nos queda tanto tiempo ¿Cómo va Remigio con tu canción?, y Patxi nos dejó otro mensaje y no puedo creer que no lo hubiéramos visto, está justo en el video de Guillermo Guido del que les dio la dirección…

-Espera que me estás mareando. Vamos por una nieve y me cuentas que yo estoy llegando a algunas hipótesis interesantes, nada más aviso.- Y acercándose unos pasos gritó- Artemio, vamos un rato al zócalo ¿nos vemos más tarde?

-Claro querida, todos tenemos que volver a casa de Maruja en algún momento. Esteban y yo vamos a tomar una cerveza, nada más le voy a avisar a la otra…

Sonia vio a sus amigos alejarse en distintas direcciones y por un momento se preguntó si debía preocuparse pero antes de poder hacer algo al respecto, un chavo completamente puberto la invitó a bailar un son de parejas. Sonia trató de disculparse, nunca había logrado zapatear tan rápido pero al sentir la mirada de Emiliano sobre ella decidió hacerlo.

A medio son, Emiliano se subió a la tarima y le pidió el lugar al chavo que bailaba con Sonia. Juntos, zapatearon un buen rato, ni la velocidad del son, ni el calor de la noche parecían poder cansarlos. Sonia no podía evitar sonreir al ver lo bien coordinados que estaban y el éxito que estaban teniendo, nadie trataba de sustituir a ninguno de los dos. Las estrofas del Chuchumbé se seguían unas a otras y el baile continuaba entre sonrisas e insinuaciones de quienes cantaban. De improviso, la expresión de la cara de Emiliano se volvió sombría y sin que nadie se lo esperara gritó:

-¡Una!

Las jaranas y Sonia cerraron el son, Emiliano la tomó de la mano y salieron corriendo entre la gente. Sonia alcanzó a ver al Doblegé moviéndose torpemente entre los asistentes al fandango. Emiliano y Sonia lo dejaron atrás rápidamente y siguieron corriendo por las calles de Tlacotalpan varios minutos. Se sentaron al final de uno de los callejones que salen al río y Emiliano le dijo:

-Supongo que estás esperando una explicación y te la voy a dar.

* * *

Hablaron varias horas. Él le reveló la relación de su familia con los VEE, le explicó que su madre era la única mujer a la que María Pantera le había tenido miedo en televisa y cómo él y sus hermanos decidieron dejar ese mundo tan sórdido y refugiarse en Tlacotalpan. Sonia escuchó atónita y antes de contar la historia de los últimos días, le dijo:

-Por cierto, me llamo Sonia.

-Mucho gusto Sonia, yo sigo siendo Emiliano.

Y la besó mientras el sol salía sobre el Papaloapan.

domingo, 5 de julio de 2009

13 - Cosas que pasan

13

Cosas que pasan

Sonia y Remigio observaban callados las aguas del Papaloapan al atardecer. No podían creer que tanta calma naciera de algo que podía llegar a ser tan violento. A pesar de que fuera del incidente en la Estética Unixcess de Julie nada violento había ocurrido en realidad, sin embargo, ambos podían sentir un aire de intranquilidad en el ambiente. Tlacotalpan podía brindarles toda la calma que ellos no tenían al momento, pero los dos amigos se preguntaban cuánto tiempo podría el pueblo veracruzano calmarlos.

- En verdad me gustraría oír tu opinión de todo esto- dijo Remigio, rompiendo el silencio.
- Por mucho que quiera a Tlacotalpan, siento que hay algo detrás de todo esto. No creo que esta paz nos vaya a durar mucho, y es mejor que nos preparemos...¿Café?
- Café.

La pareja reconocía absolutamente su dependencia al café. Esta adicción había generado no sólo grandes pérdidas económicas, sino también grandes conclusiones filosófico-existenciales. Por lo que cuando cualquiera de los dos invocaba el nombre de la bebida, aquello no significaba sólo el consumo de la infusión obtenida a partir de granos molidos, sino una completa operación intelectual que iniciaba con elegir el lugar adecuado, comprobar que el sitio tuviese los instrumentos necesarios para la realización de un buen café, revisar que los granos tuvieran el olor y color adecuados, pedir la bebida según el mood de cada uno, beberla al debido tiempo realizando las conjeturas previas y, finalmente, dejar que la cafeína actuara y sacara tanto la verborrea mental de uno, como la velocidad locutiva propia de la herencia jarocha de la otra. Lo mismo ocurría con Lina y Dionisio, que seguían exactamente el mismo proceso pero, al contrario de la dupla cafeinómana, requerían cantidades extremas de azúcar.

- Seguro Lina y Dionisio están comiendo helado en este momento.- dijo Sonia mientras caminaban por el malecón rumbo al zócalo. - ¿Crees que vaya a querer la Quijada de Burro que vimos?
- Yo creo que sí. Te apuesto que cada uno comerá más de siete- concluyó Remigio.

Los dos amigos rieron, tanto conocimiento mutuo era como ser vidente. Pasaron primero frente a un café que daba al zócalo llamado Adiós Nicanor.

- ¿Qué opinas?- preguntó Sonia, mientras un mesero jarocho salía con una charola en mano.
- Hola Nicanooor...nos quedamos, y sirve que le pregunto al chacal su teléfono.
- ¡Remigio! ¡No vamos a elegir un lugar sólo por chacalismo! Joven, ¿Tienen latte triple con leche espumada-deslactosada?

La cara del mesero les hizo caminar a su siguiente opción: Callecita, ubicado en la calle junto a la catedral. Un pequeño mostrador rústico sostenía a un hombre moreno en sus treinta, a su espalda, un espejo antiguo llenaba casi toda la pared. Remigio notó inmediatamente cómo la mirada de Sonia se fijaba en un punto específico del espejo. Cualquiera que no la conociera, pensaría que admiraba el fino trabajo realizado en la década de los veinte, sin embargo Remigio sabía perfectamente que observaba la nuca del dependiente.

- Hola, buenas noches, ¿Tiene... - entró Sonia, preguntando.
- Déjeme adivinar señorita- dijo con una voz que de tan grave era casi afónica y una amplia sonrisa el hombre que detrás de la barra portaba un pequeño gaffette que leía Emiliano, Sonia pensó que no había escuchado nombre más lindo en toda su vida - ¿Está usted buscando un...mmm...más difícil de lo que pensé...latte doble! Le gustan las cosas cargadas, intensas, pero mesuradas...y sin azúcar, si no me equivoco.
- ¿Cómo...
- En efecto, eso es lo que buscamos yo...
- ¿Espresso cortado?- Preguntó la voz de un veinteañero que entraba al café, igual de bronceado pero de cabello largo, sostenía una sonrisa casi idéntica a la del dependiente- Y si no me equivoco...descafeinado, que ya pasan de las seis.
- ¡Esteban! ¿Dónde chingaos estabas?

Los amigos se sentaron en la mesa más próxima a la barra. Con su clásico cruzado de pierna, Sonia colocó su gigantesco bolso en sus piernas, buscando como desesperada en su interior. Remigio por su parte veía a los meseros mientras pensaba posibles escenarios que incluyeran a los morenos.

- Perdonen a mi hermano- continuó Emiliano - en un segundo les toma la orden.

La idea de la relación fraternal modificó la fantasía de Remigio, sumergiéndolo más en su propio éter. Con cara de triunfo, Sonia extrajo una cajetilla de cigarros de su Marc Jacobs. Al voltearla y comenzar a golpearla contra su muñeca, sus pulseras sonaban como cascabeles: ya podía saborear la nicotina deslizándose junto con el café por su garganta. La simple idea le hacía producir más ideas. Extrajo un cigarrillo y lo colocó en sus labios con el placer del naúfrago que ha encontrado agua para beber.

- Disculpe señorita...- Emiliano irrumpió.
- So...Rita Estela...el nombre es Rita Estela...
- Disculpa Rita...
- En una sola palabra...RitaEstela...¿Sí?
- Disculpa RitaEstela, somos un café verde y...no se puede fumar aquí.
- ¡Ah! No hay problema, nos vamos a las mesas de afuera...
- No...es que...no se puede fumar en ninguna de nuestras instalaciones...
- ¿¡Qué!? ¡Pero eso es estúpido! ¡Tengo derechos como consumidora dependiente de la nicotina!
- Lo siento, en verdad lo siento, pero queremos fomentar hábitos saludables en nuestros clientes...y definitivamente, el tabaquismo no es uno.
- ¡Esto es ilógico e innecesario!
- So...RitaEstela, calma, creo que podemos tener una plática sin necesidad de fumar...- dijo nerviosamente Remigio mientras examinaba lo que podría haber bajo el delantal de Esteban, quien a la vez, parecía buscar algo en la computadora del establecimiento.
- ¡Me rehuso a creer que sea cierto!- continuó la indignada Sonia
- Pero RitaEstela...- decía Remigio al mismo tiempo que en el sistema de sonido del café podía escucharse la versión que en 2002 Thalía realizó del éxito español ¿A quién le importa? Un escalofrío recorrió a Remigio cuando vio a Esteban tararear con ánimo el cover.
- Es una lástima en verdad, que en tan bonito lugar prohiban tan categóricamente algo así.- se levantó de su lugar Sonia.
- Y es una tristeza su configuración musical.- Remigio la siguió

Emiliano y Esteban observaban incrédulos la escena. Los dos amigos se levantaron y dejaron el establecimiento. Antes de salir, Remigio se volteó y dijo tajantemente a los hermanos.

- Y por cierto, yo revisaría sus bajos...- Al ver la reacción de ambos, particularmente el sonrojamiento de Esteban, agregó - de las bocinas, me refiero.

Calle abajo, los amigos musitaban cosas en contra de los propietarios de Callecita. Las quejas habían soltado la verborrea de ambos, sin embargo, algo los detuvo en seco. Era otro café, uno con un nombre que no se podía evitar aunque no hubiese buen café, no se pudiera fumar y pusieran los éxitos musicales del mundo gay mexicano: Volverás Eterna Elegía.

***

Lina y Dionisio admiraron la memorabilia de Agustín Lara. Había en el aire un extraño sentimiento de familiaridad por alguien a quien no habían conocido. Por ejemplo, cuando Lina vio la letra de Arráncame la vida, no pudo evitar pensar en Puebla y lo lejos que estaban de volver en un tiempo a ella. Cuando Dionisio vio una imagen en la que decía: "El maestro Lara terminando su interpretación de Humo en los ojos", recordó a Lluvia, su novia, a quien siempre le decía que parecía tener humo en los ojos, ella, con toda su adolescencia no podía entender esta imagen. Un vídeo en un rupestre tecnicolor mostraba a un anciano Lara al piano junto con una joven y regordeta Libertad Lamarque cantando un bolero.

- ¿De qué año es esto?- preguntó Dionisio.
- 1960- contestó Lina.
- ¿Cómo sabes? ¿Lo viste en la televisión?
- ¡No bruto! Lo dice la ficha técnica.
- Bien...siguiendo con nuestra teoría...si La Pantera tenía 25 años en 1970, en este año tendría 15 y...definitivamente, Libertad Lamarque estaba ya en sus 20 en este vídeo.
- Sí...no puede ser...

Ambos continuaron su camino por entre vídeos, discos de acetato, trajes, documentos y, especialmente, fotografías. Hubo una en particular que llamó la atención de ambos: Un anciano y decrépito Lara abrazaba a un joven de gafas de pasta, la ficha técnica de la imagen decía "Agustín Lara y Raúl Velasco en la fiesta de la primera emisión de Siempre en Domingo, 14 de diciembre de 1969". Dionisio miró a Lina con sorpresa. La ahora rubia, más que sorprendida, lucía concentrada.

- Sé lo que estás pensando y más que los personajes, ¿Ya viste atrás de Raúl?
- ¡Lentejuelas!
- ¡Exacto! ¿Estás pensando lo mismo que yo?
- ¿Que el uso de lentejuelas debería estar prohibido antes y después de los ochenta?
- Además...¿Qué clase de enferma usaría lentejuelas en temporada prohibida?
- Puedo enumerar unas cuantas...Por ejemplo, en su disco de 1970...
- ¡María Pantera! ¡María Pantera, Dionisio!
- ¡Ah! Claro...

Dionisio estaba a punto de llegar a alguna conjetura importante cuando un sonido monofónico hizo que Lina tapara la boca de su amigo.

- ¿Sabes qué es eso?- murmuró Lina.
- Por supuesto que sé...- respondió Dionisio en otro murmuro- El éxito de 1997 de Los Ángeles Azules, el grupo musical de cumbia originario de Iztapalapa, en la Ciudad de...
- ¡Eso ya lo sé Dionisio! Es también el tono del celular del...

Lina tuvo que jalar repentinamente a Dionisio de la mano. Ambos se escondieron tras unos maniquíes que portaban trajes usados en distintas presentaciones por El Flaco de Oro. Un hombre gordo y alto, con un pésimo tinte rubio y un vestido de lentejuelas, rondaba la sala del museo. Se paró frente a la imagen de Agustín Lara y contestó su teléfono celular.

- Sí Ita...Soraya...la imagen sigue aquí...¿Dónde? ¿Atrás?- la voz, aunque grave, tenía una clara intención femenina.
- Tenemos que actuar rápido...- le murmuró Lina a Dionisio.
- ¿Qué hace Paquita, la del Barrio en Tlacotalpan?
- ¡No es Paquita!
- ¡Por Dios, Lina! ¿Me vas a decir que esa no es Paquita?
- No. Es el Doblegé.
- ¿El qué? Lina ¡Es Paquita!

A punto de corregirlo, Lina se percató que el Doblegé jamás había visto a Dionisio. Pocas veces había encontrado Lina tanto sentido de oportunidad en una situación repentina. Una de ellas fue cuando su jefe confundió el Manualito piadoso con el cual el cristiano podrá con facilidad hacer su confesión general o particular, entablar una vida arreglada, llevar al cabo sus nuevos propósitos y ganar muchas indulgencias, original de 1865 con las Tablas botánicas, de 1825. En aquella ocasión, las Tablas botánicas ya había sido catalogado y dispuesto para un investigador que aun no había llegado, por lo que el jefe en cuestión no pudo percatarse de que, en realidad, Lina estaba realizando uno de sus trabajos más secretos e íntimos. La otra ocasión fue cuando, tras múltiples abusos por parte de su hermano, los padres de Lina lo descubrieron un día montando una empresa ilegal de venta de automóviles clásicos. Como en aquellas veces, Lina no dudó un segundo en entrar en acción.

- Perdona Di, me confundí...sí es Paquita, ¿No consideras que un melómano como tú debería tener un autógrafo de Paquita en su colección kitsch? ¿Imaginas en cuánto lo podrías vender en un futuro?
- ¡Es cierto! ¿Pero cómo...
- Tú naturalito...nomás acércate y dile cuánto la admiras...es más, ¿Por qué no verificas si todas las curiosidades enciclopédicas que has leído sobre ella son del todo ciertas?- dijo apresuradamente Lina, quien veía cómo el Doblegé caracterizado de Paquita comenzaba a acercar su regordeta mano a la fotografía.
- ¡Es cierto! ¿Sabes? Alguna vez escuché que estuvo a punto de hacer un dueto con Michael Stipe...¿Crees que...
- ¡Pregúntale!- exclamó Lina, empujando a Dionisio hacia donde el gordo travesti revisaba la fotografía.

Dionisio quedó expuesto en el medio de la sala del museo. Las luces dirigidas se reflejaban sobre sus anteojos y temblaba. Tartamudeando, se acercó a la diva del pueblo.

- Eh...eh...disculpe...- Paquita Doblegé seguía al teléfono.
- ¡Ya oí que atrás! ¡Pero no encuentro nada! ¡Soraya! ¿Estás segura que...
- ¿Es cierto que iba a hacer un dueto con Michael Stipe?

El Doblegé se volteó y alzó una de sus cejas, ahora depiladas.

Mientras Dionisio buscaba extraer datos que afirmaran sus dudas, Lina caminó fuera de la sala. Familias de turistas se regodeaban viendo la colección privada del jarocho. Lina entonces sacó su celular y, fingiendo acento cubano -lo cual, incluía hablar en voz extremadamente alta- comenzó a decir por el aparato:

- Te lo juro papi, Paquita mihma ehtá aquí en el Museo, ya le pedí su autógrafo y muy amablemente accedió a dármelo, yo que tú me apuraba a venir que ya van a cerrar el museo...

Sala a sala, Lina esparció su mensaje, que pareció llegar a los oídos de todos los asistentes.

- ¡Niño! ¿Quién te crees?
- ¿Segura que no conoce a Michael Stipe? Porque verá, en los noventa él pudo hacer finalmente un dueto con su ídolo Patti Smith, así que asumí que usted también colaboraría con él. Verá, hace unos meses leí en RockDeluxe que...
- ¡Que no tengo puta idea de quién es ese cabrón! ¡Ahora me dejas sola pendejito o...!- Paquita Doblegé tomó a Dionisio por el cuello de su camisa, a punto de golpearlo, cuando descubrió que una multitud le observaba desde la puerta de la sala. - Y ese es el título de mi nueva canción.

Dionisio dudó por un momento, pero entonces, arremetió.

- ¿Tan largo? Eso sería un hito en la historia de la música en español. No sé si conozca a Fiona Apple, pero el título de uno de sus discos es un poema completo, ¿Sería algo como...?

La multitud aplaudió al enterarse que ¡Que no tengo puta idea de quién es ese cabrón! ¡Ahora me dejas sola pendejito! sería el nuevo éxito de Paquita, la del Barrio. Las familias de turistas rodearon a la artista, alejando a Dionisio de la intérprete. Lina lo tomó por el brazo.

- Necesitamos sacar esa fotografía y llevarla a casa de Maruja.
- Sí, sí...

De uno de los manuquíes, Lina tomó unas gafas oscuras y una boina.

- Lo siento, flaco. Dionisio, si ves algo sospechoso, me dices.
- Sí, sí.

Aprovechando a la multitud demandante, Lina se coló gritando entre la gente. De alguna extraña manera, la prensa televisiva había llegado a cubrir el evento.

- Estamos aquí con la legendaria Paquita, la del Barrio, quien acaba de revelarnos el título de su nueva canción. Apasionada, como siempre, Paquita ha decidido causar controversia con el uso explícito de lenguaje altísonante. El seguro éxito se titulará ¡Que no tengo idea de quién es ese! ¡Ahora me dejas sola! , en su versión censurada. Paquita, cuéntanos, ¿En qué te inspiraste para hacer esta canción? ¿Quién producirá tu nuevo álbum?

El Doblegé sonreía nerviosamente frente a la cámara. Lina consiguió entrar tras una mujer que llevaba una playera con la leyenda Mi familia fue a Tlacotalpan y sólo me trajo esta pinche playera. Con la cautela propia de una bibliotecaria de fondo antiguo, tomó la imagen, la metió bajo su blusa de manta y, sin mucha prisa, dejó poco a poco la escena.

- Di, vámonos.
- ¡Espera! ¡No me ha firmado mi autógrafo y me reveló sólo a mí el título de la canción! ¡Esos estúpidos reporteros no saben lo que hacen!
- ¡Dionisio!
- Pero...
- ¡Nada! ¡Vámonos!

Lina tomó de la mano a Dionisio y corrió con su amigo mientras la noche caía en las coloridas calles de Tlacotalpan.

***

- ¿RitaEstela?- preguntó Remigio mientras entraban al café en donde Billie Holiday amenizaba a través del sistema de sonido.
- Sí, y tú te llamas Artemio.- contestó Sonia, decidida.
- ¿No podías elegir algo mejor?
- Lo siento, pero no podemos estar revelando nuestras verdaderas identidades. ¿Quién te dice que Emiliano y Esteban no son parte de V.E.E.?
- ¿Pero RitaEstela y Artemio?
- ¿Qué quieres? Necesitábamos nombres completamente distintos y que no tuvieran absolutamente nada que ver con nuestros nombres reales, ni una simple relación gramatical o semántica. Nada.

Lo primero que Sonia hizo fue sacar su cajetilla para ver si se quedarían o no. Una mujer se acercó con un encendedor y ofreció prender el cigarro de la ahora RitaEstela.

- En un momento les tomamos su orden.

Los dos amigos revisaron la carta y descubrieron que todos sus sueños cafetaleros estaban ahí.

- ¿Qué opinas del nombre?- preguntó Sonia.
- Ya te lo dije...se me hacen bobos...
- ¡No tonto! El del lugar...
- Ah...Sí, la gramática es extraña, sin embargo no sé si un Violento Escenarista Esfumado conocería realmente la palabra Elegía. Y la verdad, tiene el romanticismo suficiente como para sonar a título de canción de Agustín Lara, así que podría ser que nos encontramos en terreno de las Verdaderas Estrellas Eternas.

La mesera volvió con manteles y un cenicero.

- Mi nombre es Violeta y los atenderé esta noche. Tenemos dos opciones para ordenar, la primera, la conocemos como Voluntad en elección y la otra como Visión exquisita de elixir. A través de la Voluntad en elección ustedes ven la carta y, mediante su propia voluntad, eligen una bebida.
- ¿Y la Visión exquisita de elixir?- preguntó Remigio, intrigado por el juego de palabras.
- Ustedes dejan que el barista, tras sentirlos a ustedes, elija la bebida que él considera la ideal para quien pregunta.
- ¿Podrías darnos unos minutos para pensarlo?- dijo amablemente Sonia.
- Con gusto, claro que sí.

La mujer se retiró al cuarto ubicado detrás de la barra, dejando a los amigos solos.

- ¿Voluntad en elección? ¿Visión exquisita de elixir?- preguntó Sonia.
- Sí, V.E.E. es definitivo.
- Los tintes Sartrianos y Shopenhauerianos me dan buena espina.
- Así como la música.

Como si lo hubiera escuchado, la mujer bajó el volumen de la pista hasta callarlo. En su mano derecha sostenía una guitarra.

- Si me permiten, en lo que deciden ensayaré un poco, espero no les moleste.
- Para nada.- respondieron los amigos al unísono.

Unos acordes suaves y nostálgicos salían de las manos de Violeta. Los amigos se vieron comunicándose a través de la mirada.

- Violeta.- Sonia interrumpió el ensayo.
- ¿Sí?
- Queremos probar con la Visión exquisita de elixir.
- Lo imaginé.- contestó sonriendo la mujer un tanto mayor y de cabellos castaños y desaliñados.
- A ver, veamos...

Mientras la mujer de mirada serena se concentraba, Remigio y Sonia recordaron la ocasión en la que, junto con Lina, entraron a una tienda árabe y el dependiente les leyó la mano. Aquella vez, les habían leído la vida entera.

- No hay necesidad hermanita- interrumpió una voz que de tan grave, era casi afónica.
- Nosotros ya vimos lo que estos dos quieren.

Los dependientes del Callecita entraron al Volverás eternamente elegía con una sonrisa amplia. Sonia y Remigio se vieron el uno al otro, un tanto apenados.

- Me equivoqué hace un rato señorita...viéndola bien, usted requiere un Triple Latte Deslactosado.
- Y tú definitivamente necesitas tu Expresso Cortado...aunque por lo que se nos viene, te recomiendo que lo tomes cargado, con mucha, mucha cafeína.

Una tercera voz profunda y completamente ajena a la escena, irrumpió y llamó la atención de todos los presentes. La cara de los cafetaleros demostró que, en definitiva, no esperaban algo así.

- Pero si son los mismísimos hermanos Parra juntos de nuevo.


jueves, 2 de julio de 2009

He nacido rumbero y jarocho

Una vez que dejaron a Julie rumbo a Puebla y recogieron a Dionisio, que se quejaba amargamente de la horrible forma como lo vio el guardia de la estación de autobuses cuando revisó su maleta y encontró catorce tipos de cremas, lociones faciales, bálsamos, mascarillas de todo tipo de Sonia y Lina.

-Ya, déjalo en paz -le cortó el rollito Sonia

-Si hasta Julie dijo que entre ustedes dos tienen más productos de belleza que ella en su salón. Y luego con todos sus trapos. La mamá de Lina me vió como si fuera un pervertido cuando llegué a pedirle su ropa.

Aquí fue Remigio quien contraatacó. Continuaron con semejante discusión todavía un buen rato. También pusieron a Dionisio al corriente de sus descubrimientos y sospechas.

Lina estaba particularmente silenciosa. Iba ordenando y asimilando todos los hechos a su propio ritmo y forma. A veces necesitaba tiempo a solas y su estrategia de hacerse la dormida estaba empezando a despertar la envidia de sus insomnes amigos.

-Tenemos que ir a la casa de Agustín Lara- sentenció Dionisio, cuando el tema era ¿qué hacer?

Sonia y Remigio protestaron amargamente, alegaron que no debían separarse.

-Si no se han dado cuenta, estamos en verdadero peligro-Remigio quiso ser categórico

-Exactamente por eso, separarnos en parejas sería conveniente-era la primera vez que Lina hablaba en todo el día, cosa extrañísima en ella; lo bueno es que sus amigos ya estaban acostumbrados a sus ratos de introspección-si nos están siguiendo, separados tenemos más margen de acción, así no nos neutralizan por lo menos. Yo me voy con "aydionisiomuchovisio" a la casa de Lara y ustedes van...a donde quieran

Al principio a Dionisio le molestaba bastante que Lina cada vez que decía su nombre le cantaba la de "Con un par" de Joaquín Sabina, pero desde que supo que para Lina Sabina era como Calamaro para Sonia, lo tomó con simpatía.

-¿Qué traes en mente?- le preguntó a Lina rumbo a la casa de Agustín Lara, ya que se habían comido más de siete helados entre los dos

-Tanto poder como tiene La Pantera no se adquiere en poco tiempo. Sospecho que viene de tiempo atrás, pero no me cuadran las fechas. El OTI empieza en los setenta, con El Tigre. María Pantera puede ser de la vieja guardia -Su ropa se parecía a los arcos multicolores del pueblo, de las manchas de tanto helado.

-O de la más vieja. Ya para los setenta estrellas como Agustín Lara, que murió justo en 1970, Pedro Vargas, Toña la Negra ya iban de salida, ¿y si el OTI hubiera sido una manera de crear nuevas estrellas para reemplazar a las viejas? En las telenovelas eso es lo que estaban haciendo, ¿por qué no en la música?

-Pero suponiendo que María Pantera hubiera sido joven, pon tú 20, 25 años en 1970, debe haber nacido en 45 o 40, ahora tendría 69 años. Puede ser, es un buen punto.

Sonó el tono de mensajes en el celular de Lina.

-Es Sonia, que si quiero una quijada de burro. ¡Sí!

-¿Quijada de burro?-Dionisio no entendía su emoción.

-Para los sones jarochos: francamente, el único instrumento musical que puedo tocar. Y hablando de música, tengo que encontrar un nombre artístico para el OTI. Dame razón, yo cantando. Algo caribeño y pegador

-¿Con esos pelos rubios platinados? ¿Niurka? No tienes dos índices en la mano derecha pero sí dos pies izquierdos.

-Qué mala onda. ¿Violeta Encinas Espinoza?

-¿V.E.E?

-¿Candela?, ¿Caridad?

-No puedes ser cubana.

-¿Dominicana? Puedo incluir algo francés y decir que soy de la orillita de Haití con Dominicana. Algo fogoso. ¡Ya sé! ¿Cómo se dice fuego en francés?

-Feu

-Alba Feu. Alba por mi güerez y Feu por caliente tropicoso.

Llegaron a la Casa Museo y entraron.