martes, 14 de julio de 2009

14 - Porque no todo es como bailar chuchumbé en tiempos de la inquisición

14

Porque no todo es como bailar chuchumbé en tiempos de la inquisición

Discretamente, Esteban detuvo a Violeta por la parte de atrás del delantal antes de que pudiera agredir al recién llegado con la leche que estaba espumando. Emiliano de manera casi instintiva se puso entre sus hermanos y el hombre que acaba de llegar y parecieron olvidarse de todo excepto de la presencia claramente inesperada y nada grata. Remigio aprovechó la confusión para escabullirse hacia el baño mientras Sonia desdoblaba una copia del Dictamen que estaba sobre la mesa de junto para taparse la cara mientras fingía leer atentamente las noticias locales de Orizaba. Detrás de la protección del periódico, escuchó con atención lo que pasaba. Emiliano contestó al poco amistoso saludo con una emoción claramente sarcástica:

-¡Francisco Gattorno! Me encantaría decir que es un placer pero estaría mintiendo.

-Emiliano Parra, el sentimiento es completamente mutuo y lo sabes.

-Pues entonces desaparece, regrésate por donde llegaste y aprende a dejarnos en paz.

-Con todo gusto me voy, entréguenme la foto y me voy inmediatamente.

-¿La foto?- Intervino Violeta -¿De qué foto estás hablando?

-No finjan, la foto no está donde debería estar, así que deben tenerla ustedes.

-No sé de qué foto hablas, y tú y toda tu jauría me conocen lo suficiente para saber que si la tuviera, lo diría abiertamente –Dijo Emiliano-. Sabes que no suelo mentir y que no les tengo ningún miedo. Ustedes tienen mucho más que perder que nosotros así que vete rapidito y recuérdale a tu jefa que no es buena idea reavivar viejas rencillas.

-Y ya que estamos hablando de tan fina persona: Tu jefa quiere una foto, llévale ésta del San Juditas de la Parroquia. Igual y hasta sirve para sacarle el chamuco – Agregó Esteban apareciendo inesperadamente con una foto en la mano.

-Y no dejes de mandarle nuestros recuerdos, dile que seguimos aquí y que estamos muy bien lejos de ella y de la locura que la rodea.- Dijo Violeta.

-Vete de una vez, que le vas a espantar la clientela a mi hermana- concluyó Emiliano.

Gattorno estuvo a punto de decir algo más pero se contuvo al ver a los tres hermanos tan firmes y sobre todo tan cerca. Dio la media vuelta y se dirigió a la puerta. Esteban lo siguió casi corriendo con la foto de San Juditas.

-Eh, tú, perrito faldero, no se te olvide darle esto a la bruja de tu ama.

Gattorno recibió la foto confundido y salió del café. Los Parra permanecieron alerta unos minutos y Sonia se aventuró a bajar el periódico. Lo apoyó sobre la mesa, pasó la página y siguió haciendo como que leía mientras trataba de procesar lo que acababa de oír. Remigio volvió a su lugar y su mirada evidenciaba que también había oído lo sucedido y que estaba tan extrañado como Sonia.

Violeta fue la primera en recuperar la calma y trató de tranquilizar a sus hermanos.

-Emi, Este, me da mucho gusto que hayan estado aquí, si no, seguro que le hubiera quemado la cara con la leche hirviendo a ese imbécil , pero ¿a qué vinieron?- La expresión de la cara de los tres se relajó visiblemente y aparecieron tres sonrisas casi idénticas.

-Yo… venía por mi jarana- Dijo Emiliano y media sonrisa involuntaria invadió la cara de Sonia.

-Y yo… yo… venía por mis discos. Necesito a Bowie para demostrar que mis bajos están perfectamente-. Agregó Esteban con impertinencia viendo fijamente a Remigio.

Remigio y Sonia se vieron a los ojos una fracción de segundo, lo suficiente para entender lo que el otro estaba pensando. Emiliano reapareció con una preciosa jarana primera colgada en la espalda y se dirigió a su hermana:

-Si necesitas algo, avísame y no olvides servirle a RitaEstelatodojunto su latte triple con leche… no, no es deslactosada… con leche descremada. Que sea grande que en este momento le hace mucha falta y ya la hiciste esperar un buen rato.

-¿Y se puede saber para qué necesitas la jarana? La tenías abandonada desde que llegó Esteban.

-Es que hoy hay fandango aquí atrás, junto a la Iglesia.

-¿Fandango? Pero si no es la época- intervino repentinamente Sonia incapaz de seguir fingiendo indiferencia.

-¿Te interesa? Pues ve, te invito… bueno, los invito. Empezamos al anochecer. Hermanita, me voy ¿Vienes, Chino?

-Voy. Viole, nos vemos en el fandango. Y ya que estás en esas, prepárale a Artemio su expreso cortado triple, le espera una larga noche.

Mientras Emiliano y Esteban salían de Volverás Eterna Elegía, Remigio y Sonia acordaron en silencio los planes para esa noche.

* * *

Los cuatro amigos se reencontraron en el zócalo y juntos caminaron hacia la casa del Zopilote, famoso laudista que tenía en exhibición una quijada de burro que sería el complemento ideal de la presentación de Alba Feu en el próximo festival OTI. Camino a casa de Maruja se contaron lo sustancial de lo sucedido y una vez sentados en las mecedoras de cedro de la sala, Lina sacó la foto que el Doblegé y Gattorno habían ido a buscar.

Agustín Lara, Raúl Velasco y un vestido de lentejuelas que Sonia declaraba definitivamente azul eléctrico a pesar de que la foto era blanco y negro; la analizaron detenidamente por turnos durante la siguiente media hora mientras la noche se iba colando por las grandes ventanas de la sala.

Dionisio interrumpió el silencio para preguntarle a Lina por su casi marido:

-¿Y cómo va nuestro futuro notario?

-Afortunadamente, en Madrid haciendo la última parte de su tesis doctoral. Me tranquiliza saberlo lejano a tanta locura.

-Yo creo que es más que locura, ¿no se dan cuenta? Es como si la vida nos hubiera puesto tras los pasos de María Pantera y hubiera decido llenarnos el camino de pistas. Fue precisamente Toñete el que encontró a Patxi muerta llegando a Madrid. Nosotros en Tlacotalpan y llegan Gattorno y el Doblegé a buscar esta foto y a nosotros ni siquiera nos vieron. Y los Parra, no puede ser casualidad… Esto hay que seguirlo investigando así que me voy a arreglar para el fandango.

-Que quede claro que su interés es meramente investigativo.- Dijo riéndose Remigio.

-Sí, igualito que el tuyo- contestó Sonia desde la puerta de su cuarto.

* * *

Llegaron a la plaza poco antes de las diez. Había unos veinte jaraneros afinando de un lado de la tarima. Más atrás, un grupo no muy nutrido de personas esperaba a que empezara la música. Algunas de las mujeres llevaban el atuendo propio del fandango. Sonia también con falda larga y zapatos de tacón se acercó al grupo de jaraneros, identificó la cabeza que sobresalía por su estatura, buscó su mirada y encendió un cigarro como si lo estuviera retando. Emiliano sonrió volteando hacia sus compañeros.

Sonia regresó con sus amigos y dijo:

-Esto todavía tarda un rato en empezar ¿esperan conmigo o quieren ir a cenar algo?

Como de costumbre, Dionisio y Remigio estaban hambrientos y se fueron en busca de unos tacos. Lina se quedó y juntas se sentaron en unas sillas libres en la última fila de las que había alrededor de la tarima. Lina vio que por quinta vez en el último minuto Sonia estaba viendo a Emiliano y que por quinta vez Emiliano le sostenía la mirada unos segundos sonriendo.

-¡Ay, amiga! No sé si abrazarte o si darte unos zapes.

-Ya sé, ¿no es perfecto?

-Perfecto para ti, no me queda la menor duda. Sólo nos faltaría descubrir que es un incipiente literato. Pero piensa un poco, tú misma me dijiste que parece conocer bien a los VEE.

-Y los VEE le tienen miedo. En lo que averiguamos algo más, he decidido dejarme guiar por el axioma “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”.

-Cuál axioma, es mera mnemotecnia de secundaria.

-Lo que sea, pero dadas las circunstancias podemos decir que Emiliano y sus hermanos son nuestros mejores amigos en el mundo.

-Está bien, tú disfrútalo que ya me ocuparé de ser yo la voz de la razón. Es un asunto de justicia, te toca a ti dejarte arrastrar. No te había visto así de emocionada desde aquélla exótica historia con el famoso Capuchinito.

-Y éste se me presenta adivinando que quiero un latte. Hoy sin duda prefiero el latte al capuchino, es mucho más consistente- otra mirada, otra sonrisa- ¿No te parece?

-¡Pinche So, ni para regañarte!

-Es que soy un encanto a pesar de todo ¿o no?

-Sí, encanto, pero hay que irnos más adelante porque esto ya se está llenando y como que no tarda en empezar.

Se acercaron al frente y encontraron un lugar con buena vista de la tarima y mejor vista de Emiliano

-Chale, me hubiera traído mi quijada- dijo repentinamente Lina.

-No, una rubia platinada con quijada de burro resulta demasiado específico. No queremos que alguien diga: ‘Pero si yo vi a esa mujer en un fandango en Tlacotalpan’ el día que Alba Feu salte al estrellato.

En ese momento la sesión de afinación dejó paso al primer son de la noche. Lina y Sonia se perdieron en la música y en sus pensamientos, tanto que no notaron que Remigio había regresado pero acompañado por Esteban en lugar de Dionisio.

-¿Y ustedes a qué hora llegaron? Dijo repentinamente Lina que estaba un poco menos absorta que Sonia.

-Llevamos aquí un buen rato- dijeron los dos casi en coro.

-¿Y mi primo? -Preguntó Sonia tras hacer un esfuerzo por volver a la realidad (suponiendo que lo que les había pasado en los últimos días pudiera considerarse realidad).

-Se quedó en un café internet, estaba esperando un correo del Monosílabo.- Y dirigiéndose a Esteban y Lina, dijo- No los he presentado: Esteban, Gavi con ve chica, diminutivo de Gavilán; Gavi, él es Esteban.

Lina, que estaba de acuerdo en la necesidad de los nombres falsos le dio un pisotón a Remigio y una mirada que podía interpretarse como ¿Gavilán? ¿a quién se le ocurre? Y forzando una sonrisa se dirigió a Esteban y dijo:

-Hola Esteban, ¿eres de Tlacotalpan?

-Por decisión, como Agustín Lara. Mis hermanos y yo hemos vivido aquí intermitentemente desde hace algunos años. ¿Cómo los ha tratado mi tierra? Se ve que a RitaEstelatodojunto le gusta mucho.

Sonia no tuvo tiempo de oír la carcajada de Esteban y sus amigos, acababa de tomar una decisión: Estaban tocando un son de montón –El Chocolate- se subiría a la tarima a bailar.

Cuando Remigio vio a Sonia subir a la tarima se quedó atónito. No es que Sonia fuera insegura (aunque ella afirmaba haberlo sido en la adolescencia, la docencia y la vida no habían dejado casi rastro de inseguridad) pero animarse a subir a bailar en la tarima en Tlacotalpan manifestaba un aplomo muy poco característico en ella. Sonrió a recordar la conversación que habían tenido justo antes de la última presentación del alter ego musical de Remigio: “No sabes el gusto que me da que el exhibicionista seas tú, yo sería incapaz de pararme a cantar y bailar frente a tanta gente” y sí Remigio sí que tenía algo de exhibicionista y definitivamente Esteban era la audiencia elegida para esa noche.

Dionisio se unió al grupo que veía sorprendido a Sonia zapatear en la tarima.

-No me imaginaba que mi prima bailara esto tan bien.

-Y creo que ella tampoco- le contestó Lina –Siempre la ha gustado y tomó un par de cursos en Puebla pero nunca se había animado a bailar así.

Esteban no sabía si reírse de la cara de sorpresa de sus compañeros o la de su hermano. Emiliano había equivocado un par de acordes y estuvo a punto de fallar en una estrofa. Sonia zapateó unos minutos y después cedió su lugar en la tarima pero no regresó con sus amigos.

Dionisio le hizo señas a Lina para que se alejaran de Remigio y Esteban. Aunque la sutileza nunca ha sido lo suyo, los otros estaban demasiado pendientes uno del otro para darse por enterados.

-No sabes todo lo que he descubierto- Dijo ansioso Dionisio en cuanto juzgó que Esteban no lo oía –Oscar Athié está rondando la casa de So, y Llu me mandó una foto y ella no lo reconoció pero yo sí y él se dio cuenta de que Llu lo descubrió, y ya busqué y no hay nada de su vida y en internet, ¡Oscar Athié es recluso! Y parece que ya pusieron fecha para el OTI y no nos queda tanto tiempo ¿Cómo va Remigio con tu canción?, y Patxi nos dejó otro mensaje y no puedo creer que no lo hubiéramos visto, está justo en el video de Guillermo Guido del que les dio la dirección…

-Espera que me estás mareando. Vamos por una nieve y me cuentas que yo estoy llegando a algunas hipótesis interesantes, nada más aviso.- Y acercándose unos pasos gritó- Artemio, vamos un rato al zócalo ¿nos vemos más tarde?

-Claro querida, todos tenemos que volver a casa de Maruja en algún momento. Esteban y yo vamos a tomar una cerveza, nada más le voy a avisar a la otra…

Sonia vio a sus amigos alejarse en distintas direcciones y por un momento se preguntó si debía preocuparse pero antes de poder hacer algo al respecto, un chavo completamente puberto la invitó a bailar un son de parejas. Sonia trató de disculparse, nunca había logrado zapatear tan rápido pero al sentir la mirada de Emiliano sobre ella decidió hacerlo.

A medio son, Emiliano se subió a la tarima y le pidió el lugar al chavo que bailaba con Sonia. Juntos, zapatearon un buen rato, ni la velocidad del son, ni el calor de la noche parecían poder cansarlos. Sonia no podía evitar sonreir al ver lo bien coordinados que estaban y el éxito que estaban teniendo, nadie trataba de sustituir a ninguno de los dos. Las estrofas del Chuchumbé se seguían unas a otras y el baile continuaba entre sonrisas e insinuaciones de quienes cantaban. De improviso, la expresión de la cara de Emiliano se volvió sombría y sin que nadie se lo esperara gritó:

-¡Una!

Las jaranas y Sonia cerraron el son, Emiliano la tomó de la mano y salieron corriendo entre la gente. Sonia alcanzó a ver al Doblegé moviéndose torpemente entre los asistentes al fandango. Emiliano y Sonia lo dejaron atrás rápidamente y siguieron corriendo por las calles de Tlacotalpan varios minutos. Se sentaron al final de uno de los callejones que salen al río y Emiliano le dijo:

-Supongo que estás esperando una explicación y te la voy a dar.

* * *

Hablaron varias horas. Él le reveló la relación de su familia con los VEE, le explicó que su madre era la única mujer a la que María Pantera le había tenido miedo en televisa y cómo él y sus hermanos decidieron dejar ese mundo tan sórdido y refugiarse en Tlacotalpan. Sonia escuchó atónita y antes de contar la historia de los últimos días, le dijo:

-Por cierto, me llamo Sonia.

-Mucho gusto Sonia, yo sigo siendo Emiliano.

Y la besó mientras el sol salía sobre el Papaloapan.

1 comentario:

  1. Muy chida la trama mi querida Ro, este relato cada día pinta mejor.
    A ver que tan bien embona la nueva aportación de Gaviota.

    Y por cierto escribí un breve post sobre los miedos, espero les guste.

    http://elinfinitopaoyu.blogspot.com/2009/07/fobias.html

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