miércoles, 13 de mayo de 2009

10 - V.E.E.

10

V.E.E.

El hombre vestido de grupero respiraba agitadamente, como un animal cansado. Un animal grande y cansado. Sostenía una sonrisa inyectada. De hecho su rostro parecía inyectado con alguna sustancia. Durante un par de minutos, lo único que se escuchaba en el salón de Julie era ese entrar y salir de aire furioso.
- ¿Qué haces aquí?- le preguntó Julie, en un tono que de tan grave, es delator.
- Ya te lo he dicho, quiero un cambio de vida. Todos necesitamos uno, ¿No?
- ¡¿Qué quieres?!
El grupero se paseaba con su sonrisa inyectada lento por la estética. Tomó unas tijeras finas, cortando el aire como si fuese un cordón imaginario.
- Todos necesitamos uno, insisto. Y quién podría saber eso mejor que tú Julie ¿O debería decir Indira? ¿Tal vez Miguel? ¿Tal vez...
- ¡Cállate!- la voz de Julie sonó como un estruendo, algo sobrenatural, como si un demonio se hubiese posesionado de ella. Sus ojos delineados con delicadeza estaban inyectados también.
- ¡Mira putita!- Gritó el grupero, agarrando a Julie de los cabellos -¡Yo que tú me calmaba o te cortaba más cachos de los que tú misma te has cortado...
- ¡Suéltela!- Remigio se arrojó sobre él y, pero con un movimiento, el mastodonte inyectado lo arrojó al otro extremo del salón.
- Creías que iba a ser tan fácil, ¿Eh? Que podías abrir el pinche hocico sin que nada pasara, ¿Eh? ¡Pues María ya lo sabe! ¡Yo ya informé a Óscar y Francisco está en su camino! ¿Y sabes qué es lo mejor, Itatí viene para acá!
- Aaarghh...- el grupero retorció su mano, arrancando un trozo de la extensión del cabello de Julie.
- Así que en verdad, dime ¿Creías que podrías con la gran María...?- Como si le hubiesen tirado repentinamente un balde de agua fría o una caja de polvo pica-pica (suele ser efectivo contra los gruperos y cantantes EMO, particularmente los de pantalones más ajustados), el hombre aquel se interrumpió a sí mismo y tras unos segundos, reanudó su monólogo - ¿En verdad creías que podrías contra las Verdaderas Estrellas Eternas?
- ¡Más bien deberías decir los Violentos Estúpidos Esfumados!- dijo Julie, entre sollozos y con una perversa risita infantil al final.
Lina seguía sentada con su bata de estética puesta observando la escena. Sonia se aferraba con una mano a una silla y observaba concentrada al músico norteño. Remigio se levantó tembloroso del suelo. Acercándose al oído de Julie, el villano apretó las tijeras contra el cuello de la estilista.
- Ahora sí vas a llorar putita...- lágrimas comenzaban a correr el rimel de Julie, quién seguía haciendo su perturbadora risa de escolar, las tijeras empezaban a hundirse más y más en su cuello, cuando entonces, un sonido monofónico de acordeón rayó el silencio. En cuestión de milésimas de segundos, los tres amigos reconocieron la melodía clásica de 1997, original del conjunto de Iztapalapa, "Cómo te voy a olvidar". - Sí...sí...Itat...¡Perdón! ¡Sí, Soraya! ¡La tengo agarrada por los pelos! ¡No! ¡No! Por el cabello quiero decir, sí Ita...sí Soraya, ya sé...sí...ajá...
Lina había hecho hacia atrás su silla, sin levantarse, apenas colgó el grupero, volvió a ver a Julie, Lina, Sonia y Remigio. Agarrando a Julie por el rostro, como si fuera una niña.
- Has de estar feliz putita...La señorita Montenegro está en camino...Ja, ja, ja...- Julie no pudo evitar mostrar disgusto ante la sobreactuación en la risa del grupero. Aprovechando su instante de auto reconocimiento villánico, Julie soltó una patada con tacón del 18 a la entrepierna del norteño, pero éste logró evitarla - ¡Tranquila huerquita! ¡A mí no me tocas!
El grupero entonces alzó la mirada y volvió a hacer su risa sobreactuada, observando al trío de amigos, comenzó a hundir más las tijeras en el cuello de Julie.
- ¡A ver pendejitos! ¡De una vez por todas les voy a enseñar, uno a uno, que no vale nada la vida, la vida no vale nada! Ja ja ja...ja- El extra "Ja" hacia insoportable la risa falsa del Grupero. Las tijeras se enterraban inevitablemente en el cuello de Julie, cuando de repente, dos sonidos rayaron la escena.
El primero, fueron una serie de gritos de dolor. El segundo, un sonido monofónico.
Mientras Los Ángeles Azules llenaban con su tecnocumbia la Estética Unixces, el grupero gritaba de ardor. Y no precisamente porque estuviese molesto o hubiese sido dejado por su pareja en turno, sino que al haberse distraído, Lina había tomado un recipiente con una sustancia con olor a químico y lo había arrojado a los ojos del grupero justo al mismo tiempo que una llamada entraba al móvil del cantante y dueño de infame restaurante-cafetería sin internet inalámbrico.
Los ahora cuatro amigos corrieron fuera del salón, no sin antes Remigio despedirse con una patada que derrumbara al músico. Justo cuando iban a subir al automóvil de Sonia, Julie regresó a la estética donde un norteño escandaloso derribaba todo lo que encontraba a su paso, cegado por lo que, descubrirían después los amigos, eran un químico que podía ser usado tanto en el estilismo como en la falsificación de libros antiguos, particularmente, de los siglos XVI y XVII.
Tratando de devolver a Julie, los amigos regresaron a la entrada del salón. Pero ésta ya se había acercado al grupero, esquivando sus golpes y tanteos.
- ¡Ahora sí Guillermo! ¡Yo sí que te voy a hacer ver que no vale nada la vida, la vida no vale nada, putito! - y con su delicado y musculoso brazo, derribó al dueño del restaurante de un derechazo.
Mientras el mastodonte caía, un automóvil negro se estacionó a mitad de la calle. Los cuatro amigos salieron corriendo de la Estética Unixces hacia el carro de Sonia, cuando una mujer de baja estatura y enfundada en un traje Channel blanco y negro falso y gafas Dolce&Gabbana, también falsas, se bajó corriendo y gritando:
- ¡Maldita gata estúpida! ¡Regresa! ¡Vas a ver como te matooo, maldita gata de barrio! - la intención en las O's de la mujer, resultaba falsa y molesta también, pero en aquel instante el cuarteto no pudo reparar en ello.
Como si fuese una actitud natural, cada uno de los cuatro humanistas (cabe recordar que la estética es también materia del humanismo, y Julie sabía bastante respecto al tema) escogió un asiento. Sonia encendió al instante el automóvil plateado plateado con una estampa que decía "So" en el cristal trasero; por alguna extraña razón, la radio sintonizó una estación que tocaba el éxito eurodance de 1993 "All that she wants", original de Ace of Base. Sonia observo por unos segundos las placas del automóvil negro y se echó a toda velocidad en reversa.
- ¡Maldita gata estúuuuupida! ¡Me las vas a pagaaaaar!- el molesto sonido forzado y sobreactuavo en las vocales de la misteriosa mujer se alejaba mientras los Detectives Silvestres aceleraban sin dirección alguna.
Julie lloró minutos en los que nadie dijo absolutamente nada. Cuando finalmente habían dado suficientes vueltas como para que Lina cayera dormida en el asiento del copiloto, Remigio mirara hacia la nada a través de su asiento trasero, Sonia viera compulsivamente el retrovisor y los noventa pasaran con algunos de sus mayores éxitos radiales del eurodance, se detuvieron en un paraje alejado de la civilización.
- Es un lago muy lindo- dijo Julie por primera vez en todo el camino.
- No es un lago...-interrumpió Remigio, con una sonrisa cómplice.
- Me urge un cigarro...- se bajó Sonia, con su natural apuro.
- ¿Saben que soñé?- Lina se bajaba refrescada de su asiento.
- ¿Qué es entonces?- preguntó Julie.
- Es una presa...estamos en la Laguna de...
- ¿Me podría explicar alguien exactamente qué fue lo que pasó?- interrumpió Sonia, con su tono de profesora que obligaba a un inmediato respeto.
- Soñé que estábamos en una estética...- interfirió Lina.
- Supongo que quieren una explicación...-dijo nerviosa Julie.
- ¿Quién era esa mujer con el traje Channel falso y los lentes Dolce&Gabbana falsos?- preguntó Remigio.
- ¿Qué diablos son las Verdaderas Estrellas Eternas?- demandó Sonia.
- ¿Cómo supiste que eran falsos Remi?, ¿Qué ocurre con la ortografía, la sintaxis y la gramática de la gente hoy en día?- agregó Lina.
Julie volteó a ver la laguna y sintió una tranquilidad que tenía años sin sentir. Pero no era la vista de la construcción en la que se rumora metieron un par de manatíes para comerse todo el lirio acuático lo que calmaba a Julie, sino la sensación de por fin poder sacar de su pecho un secreto que tenía años guardando, o más bien, varios. Julie observó las estrellas reflejadas en el agua y pensó que podría tener un secreto por cada una de ellas.
- Las Verdaderas Estrellas Eternas fue un grupo secreto que se hizo al interior de Televisa. Eran los protegidos de Raúl Velasco. Sin embargo, ante la gran disputa, se convirtieron en los apestados de la cadena. De broma les empezamos a llamar los Verdaderos Estúpidos Esfumados, a tal grado, que la gente comenzó a conocerlos así. Sin embargo, tras la muerte de Emilio Azcárraga Vidaurreta, se les comenzó a llamar los Violentos Escenaristas Esfumados, hasta que ya consolidados, formaron una corporación a la que llamaron V.E.E.
- ¿Qué quiere decir V.E.E.?- preguntó Remigio.
- Nadie sabe exactamente, podría ser Verdaderas Estrellas Eternas o Violentos Esceneristas Esfumados.
- ¿Gran disputa? - preguntó Sonia, con el brazo izquierdo entrecruzado con el derecho, que a la vez, sostenía a lo alto un cigarro.
- Ay sí, y ahora me vas a salir con que todos comían en Viernes Entero Ensaladas ¿No? - Interrumpió Lina, en tono infantil.
En ese instante todos voltearon a ver a la ahora rubia con asombro, mientras ésta buscaba en el gigantesco bolso de Sonia un cigarro.
- ¿Qué? Sólo quiero un cigarro.
- ¡Repite eso!- gritó Remigio.
- Sólo quiero un cigarro.
- ¡No! ¡Repite lo otro que dijiste?
- ¿Qué?
- ¡Lo otro que dijiste!
- Por eso, antes de decir "Sólo quiero un cigarro", pregunté "¿Qué?"
- ¡No! Lo de Viernes...
- ¡Ah! Que si todos comían en...en...- Lina comenzó a reír desenfrenada- Que si comían en...en...Dios es que es estúuupido...Aahh ha ha ha...- a diferencia del grupero, la risa de Lina era excesivamente natural - en Viernes...a ha ha...en viernes...- el rostro de Lina había enrojecido - No puedo...no puedo...
- Todos comían en Viernes Entero Ensaladas- completó la filósofa, concentrada.
- ¿Y qué hacía el grupero ahí? - continuó Remigio.
- Era Guillermo Guido- dijo Sonia.
- ¿Cómo...- dijo extrañado el músico.
- Además de el ooobvio hecho de que Julie lo llamó Guillermo, acabábamos de verlo cinco minutos antes en televisión. Andrea Legarreta lo presentó muy nerviosa.
- ¡Guillermo Guido!- exclamó Lina - ¿Pero qué hace ahora dirigiendo un restaurante sin buena ortografía, sintaxis ni gramática?
Julie suspiró exhausta.
- Como podrán imaginar, tras la gran disputa muchos de los artistas originarios de Verdaderas Estrellas Eternas cayeron en el olvido. Guillermo fue uno de ellos, durante años, María le prometió que lo ayudaría a volver, en 2000 lo puso de nuevo en un escenario, pero es que quién diablos podría ganar con una canción como esa.
El frío comenzaba a hacer salir vapor de la boca de cada uno de los humanistas, por lo que subieron de nuevo a "So".
- ¿En qué año se fundaron las Verdaderas Estrellas Eternas, Julie?- preguntó Remigio.
- 1972, el año en que muró Azcárraga Vidaurreta.
- ¡Y el mismo año en que inició el El Festival OTI de la Canción o Festival de la OTI o el Gran Premio de la Canción Iberoamericana!
- ¿Y qué hay de Itatí Cantoral?- inquirió Sonia.
- ¿Cómo sabías que era...?- preguntó Remigio.
- ¡Por Dios! ¡Guillermo Guido la llamó así tres veces! Dos de las cuales se corrigió a sí mismo.
- ¿En qué momento absorbes todo eso?- cuestionó el músico.
- Ya ves, estoy en todo y tres pasos adelante.
- En realidad no estoy segura de si era Itatí...- dijo Julie, contundente.
- Pero Julie, es claro que Guido la llamó así en el teléfono.
- Verás manita, Itatí en realidad, son dos personas.
- ¿Cómo? Eso simplemente no es posible - interrumpió Sonia - Verás Julie, ni siquiera Johann Wolfgang von Goethe, mejor conocido como simplemente Goethe, pudo comprobar la teoría filosófica del Doppelgänger. Goethe, famoso escritor alemán, incursionó en los terrenos de la narrativa, la poesía, el drama, la teología, el humanismo, la ciencia y, por supuesto, la filosofía...entre sus obras más destacadas están...
- Sé quién es Goethe, manita.- respondió Julie - Todo científico o estilista que se respete a sí misma, tiene que leer en algún momento la Teoría de los Colores, de Goethe de qué otra manera crees que hubiera podido sacar ese bajo pigmento de eumelanina que trae nuestra muñequita.
- Hablando de muñequitas- interrumpió Remigio - ¿Cómo supiste que eso cegaría a Guillermo Guido, Lina?
- ¡Ah! ¿Les he contado de la vez que no encontraba una de nuestras aprobaciones?
- ¿Una qué?- preguntó Sonia.
- ¡Una de nuestras aprobaciones!- refutó Lina, molesta ante la ignorancia de sus compañeros- las Aprobaciones, que eran dictámenes legales emitidos por personas físicas o jurídicas a las que previamente se lo había solicitado y que autorizaban o no la publicación de un impreso. Se limitaban muchas veces a señalar si en la obra había algo "contra la fe y las buenas costumbres". En los libros editados, la aprobación quería decir que no habían sido censurados y su no concesión implicaba la denegación de la licencia y subsiguiente prohibición de publicación. En México les decíamos "parecer" o "sentir", ¿No es lindo?
- Lina, ¿Exactamente qué tiene que ver esto con que hayas derrotado a Guillermo Guido Grupero?- preguntó Remigio.
- Hace unos años no encontraba en la Biblioteca una de nuestras aprobaciones, y al día siguiente teníamos visita del rector. Como a esta gente le gusta pasar de rapidito, agarré una cubierta inservible y, gracias a mis clases de paleografía y caligrafía, pude falsificar una de nuestras aprobaciones.
- ¡Guillermo Guido Grupero, Lina! - exclamó Remigio.
- Por si no lo saben amigos, estilistas como Julie utilizan para la decoloración un químico conocido como peróxido, poderoso oxidante. Esa noche, tras haber caligrafiado un texto que me sabía prácticamente de memoria, utilicé el peróxido para darle a la hoja un aspecto de...
- ¡Libro del Siglo XVI!- exclamó Remigio.
- Exacto. Y para ser aún más exactos, de aprobación.
- ¿Pero y qué hay de La doble vida de Itatí Cantoral? Creía que los Doppelgängers eran fantasías de filósofos alemanes o cineastas polacos- intervino Sonia.
- Ay manita. Si hubieras estudiado psicología, sabrías que hay un trastorno conocido como "Doble personalidad" o "Personalidad Múltiple". Pues bien, para Itatí fue tan impactante la experiencia de haber realizado a Soraya Montenegro en 1995, que quedó terriblemente marcada. Nadie sabe aún, qué es lo que desata a la Soraya que hay en ella, pero a ratos es la villana de los años noventa, a ratos es la dulce hija del compositor, nunca se sabe.
- Pues parece ser que María lo sabe, porque todo indica que Itatí, o mejor dicho Soraya, trabaja para ella.- concluyó Lina.
A lo lejos oyeron el sonido de una melodía familiar. No, aquello no era el sonido del aire de la noche que tranquilizó a Julie. Aquello sonaba más a un éxito de la tecnocumbia que clamaba que en cada respirar estaba la persona a la que le dedicaban la canción. Las luces de un auto que se acercaba los cegaron.
- Será mejor que nos vayamos- dijo Sonia con una mezcla de nerviosismo y emoción.
- ¿A dónde vamos ahora, Sonia? - preguntó Lina.
La filósofa alcanzó a ver cómo descendían dos figuras del automóvil negro que se había estacionado al otro lado de la laguna. Eran dos mujeres: La que salió del lado del conductor vestía un traje imitación Channel y, a pesar de que era de noche, unos lentes falsos Dolce&Gabbana; la que descendió del lado del copiloto, era una mujer gorda, rubia y que vestía un gigantesco blusón de lentejuelas, su rostro parecía inyectado y estaba ciertamente cubierto con plastas de maquillaje barato.
- Necesitamos dormir bien y despertar con un buen café, necesitamos además un lugar en el que estemos a salvo, un sitio donde podamos investigar lo necesario, filosofar, transcribir libros de los siglos XVI y XVII, componer música y diseñar la imagen de una cantante de baladas pop en español.
- Woooow, ¿En verdad que necesitamos todo eso?- preguntó Lina.
- ¡Oh sí! pronto vamos a necesitar mucho de todo eso para saber qué es V.E.E. y descubrir a María Pantera, y yo sé justo dónde podemos encontrarlo.
Sonia puso un CD de uno de los tantos músicos argentinos que le gustaban y arrancó hacia el único lugar que tenía todo lo que los Detectives Silvestres necesitaban.

lunes, 11 de mayo de 2009

La Corporación

¿Quiénes son estos estúpidos chamaquitos que buscan a María? Tres jovencitos poblanos jugando a detectives. Creo que nadie les enseñó a no jugar con fuego. Remigio G., Sonia L., Lina S.
Ya tengo a gente haciéndoles marcaje personal, investigando hasta su cartilla de vacunación.

A mí ni me importa ni me preocupan, pero María no es quien es por descuidar detallitos. Y ellos ya están sobre la pista. Ya saben que María existe (el mejor truco del diablo es convencer a todos de que no existe) y eso es peligroso. Prueba de la importancia con que María está tratando a estos amateurs curiosos es que me haya encomendado a mí, su brazo derecho.

Como que por ella abandoné una carrera que empezó muy exitosamente. Pero ha valido la pena. Su nombre me ha dado más poder e influencia del que hubiera tenido nunca como cantante. Tanto que si quisiera podría retomar mi carrera y que todos creyeran que Elvis había revivido.

Estos chicos ya están sacando nombres de otros empleados de María: Luis, Raúl, Valentín, Emilio, aunque todavía creen que ella trabaja para ellos. Ja. Idiotas. Sería buena idea hacerlos seguir por ese camino y que pierdan interés. Tal vez no sea necesario eliminarlos. Pobres chicos. Ni valen la pena.

Lo importante es que Francisco Gattorno vea pronto a María. Es el único en quien confío para este asunto.

Bueno. Creo que ya es hora de pedir mi masaje y mi aperitivo. Y dejar pasar a un lambiscón.
Como que soy Oscar Athié.

viernes, 1 de mayo de 2009

8 - Una llamada en la noche

8

Una llamada en la noche


El celular empezó a sonar en el momento en que el radio-despertador marcaba las 3:30 de la mañana. Después de un quépasó somnoliento, lo único que se oyó fueron interjecciones de aprobación esporádicas en los siguientes diez minutos. Aprobación que sólo dejaba saber que se estaba enterando, nada más. Terminó la llamada con un “Más te vale mantenerme informada” y se quedó en la oscuridad cinco minutos más.

Con las ideas un poco más claras, encendió la luz y se sentó frente al espejo. Verse a sí misma sin tanto maquillaje y peinado era siempre una experiencia compleja: el shock de enfrentar la realidad tal cual, junto con la satisfacción de que NADIE, NUNCA más que ella la vería. Encendió un Benson mentolado mientras las ideas generadas por la llamada giraban sin control en la cabeza.

Como hacía en estos casos, empezó a pensar en voz alta. El sonido de su propia voz siempre había tenido la capacidad de tranquilizarla y ayudarle a concentrarse. Las ideas iban saliendo una a una y su peculiar voz llenaba cada rincón de la habitación. La conversación que sostuvo consigo misma los siguientes minutos iba generando decisiones fundamentales.

–Un café en Viernes Entero Ensaladas, el salón de belleza de la puta de Julie, comida japonesa como para un regimiento, cerveza belga y después salieron de la ciudad.

– Una bibliotecaria, un músico y una profesora de filosofía que buscan a María Pantera. Suena más a ficción que María Pantera misma.

–Arrancaron a Patxi de su reclusión, la pusieron en movimiento. Patxi les dio una pista absurda que de algún modo les hizo hacer la conexión Patxi-Guillermo Guido-Julie/Indira/Miguel

–Julie trama algo, parece conocer a los tres desde hace tiempo, pero el Doblegé fue incapaz de averiguar qué más planea. Definitivamente esa puta planea algo…

–Están cerca, quizás más cerca de lo que se imaginan. La pregunta es si los dejo avanzar un poco más para entender de dónde salieron, qué planean y cuánto pueden descubrir o si los paro en seco.

–¿Cuánto tardarán en hacer la conexión de Raúl y los Emilios con todo esto?

–No puedo depender sólo del Doblegé, sigue demostrando que la sutileza no es su fuerte. Me enteré de todo gracias a que lo mandé a vigilar las últimas horas de Patxi en este continente –y si todo sale bien, en este mundo–.

–A pesar de todo debo continuar, no puedo permitirme más fallas. Llegaré hasta el final cueste lo que cueste.

–Y a ellos los dejaré seguir, siempre he creído que la gente tiene el derecho a saber por qué la quitan de en medio.

María se dio cuenta de que este pequeño imprevisto haría su misión mucho más apasionante y la certeza espantó el poco sueño que le quedaba. Marcó el número del hotel al que llegaría Francisco Gattorno en unas horas y le dejó el tercer mensaje de que se comunicara con ella en cuanto llegara a Madrid. Le urgía saber si la siguiente parte del plan había sido exitosa y sabía que todavía tendría que esperar varias horas. Tendría que comunicarle también el cambio de planes.